Para este tipo de carreras, que se denominan de "disfraces", el libro Guinness es muy exigente y obliga a todos los participantes a vestir igual, en este caso el uniforme que llevaban las enfermeras a principios del siglo XX, es decir, vestido blanco, delantal y cofia.
Pues bien, a Jessica estas reglas les parecieron muy anticuadas y se presento en la maratón vestida con su uniforme habitual, camisa y pantalón azul. Corrió y ganó la carrera. Pero al llegar a la meta la organización le retiró el récord Guinness por haberse saltado el protocolo de vestimenta.
Jessica se quedó tan sorprendida que decidido contar la historia en las redes sociales. A la organización del libro Guinness de los récord le ha llovido un récord de críticas. Tanto es así que ha tenido que lanzar un comunicado en el que aseguran que están comprometidos con los valores de igualdad y que van a revisar algunas reglas que reconocen se han quedado un tanto atrasadas.