Tras la toma de Kabul -la capital de Afganistan- por parte de los talibanes que este domingo anunciaron su dominio sobre todo el país, los afganos y especialmente las afganas viven sus horas más críticas. A pesar de que los insurgentes se escudaron en una "transición pacífica" en vistas a la legitimación internacional de su gobierno, la ley talibán ya está causando estragos: ejecuciones de disidentes, feroz represión y retroceso en materia de igualdad de género. El miedo se ha apoderado de la ciudadanía que trata de huir de un país bajo el yugo de la sharia talibana y los asfixiantes gritos de auxilio dominan el panorama, incluso el deportivo.
Nilofar Bayat, la capitana de la selección nacional de baloncesto en silla de ruedas de Afganistán, pide ayuda para huir del país, aunque eso suponga sacrificar su trabajo en el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) y su pasión por el baloncesto. El periodista Antonio Pampliega ha sido el encargado de dar voz al mensaje de su amiga Nilofar mediante de un hilo de Twitter donde comparte el desesperado mensaje que la atleta le envió el pasado domingo: "Los talibanes van a entrar en Kabul. Tenemos mucho miedo. Mi vida se acaba, Antonio. No me puedo quedar aquí".
Según relata el periodista, la joven estudiante de Derecho, al igual que otras muchas mujeres afganas, ya ha sido privada de su trabajo habitual en el que parece inviable garantizar su seguridad.
La historia de Nilofar Bayat
Nilofar Bayat es una mujer de veintiocho años que actualmente capitanea el equipo femenino de baloncesto en silla de ruedas de Afganistán. Padece una lesión medular que no es congénita, sino que tiene su origen en su primer encontronazo con los talibanes, consecuencia de la guerra civil que comenzó en Afganistán en 1992 y que terminó con la primera conquista talibana del poder en el país. Durante esta guerra, cuando Nilofar tenía dos años, un misil impactó en su casa matando a uno de sus hermanos e hiriéndoles a su padre y a ella. Este cohete le causó una discapacidad permanente que, según sus propias palabras, "le cambió la vida para siempre".
Pese a lo trágico de su infancia, durante la época en la que el presidente Hamid Karzai gobernaba el país con el apoyo estadounidense, Nilofar pudo estudiar la carrera de Derecho e incluso comenzó a trabajar. Además, hace ocho años comenzó su hazaña en el mundo deportivo profesional: Nilofar empezó a entrenar en el equipo afgano de baloncesto en silla de ruedas. El baloncesto le despertó una gran pasión por el deporte que comparte con su marido Ramish, el capitán de la selección masculina de baloncesto en silla de ruedas.
Según relata Pampliega, ambos se conocieron trabajando en el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC), centro en el que hasta hace dos días Nilofar podía ejercer su profesión ayudando a otras mujeres con discapacidad. Pero la llegada de los talibanes ha hecho saltar todas las alarmas: "Los talibán me matarán si me encuentran, porque he hablado y trabajado en favor de las afganas y de sus derechos. No les gustan las mujeres como yo", declara para una entrevista del diario El Mundo.
Se han cumplido los peores pronósticos. Con la llegada de los talibanes, Nilofar Bayat teme por su vida y lanza un desesperado grito de auxilio.
Respuestas al mensaje de socorro
El Ministerio de Asuntos Exteriores, la Federación Española de Baloncesto (FEB) y el Consejo Superior de Deportes (CSD) están colaborando conjuntamente en un intento para evacuar a la atleta paralímpica del país, aunque la situación es extremadamente complicada, según confirman fuentes oficiales.
Abandonar Kabul durante este último mes era un lujo inaccesible para muchos afganos, motivo por el que personas como Nilofar han optado por buscar un patrocinador que les permita conseguir financiación. Sin embargo, la huida se torna muy compleja, no por el coste del viaje, sino porque el aeropuerto de Kabul ha suspendido los vuelos comerciales ante el caos que vive la ciudad.
España, por su parte, ha acelerado el proceso de repatriación del personal de la embajada española en Afganistán y de los españoles que quedan en el país con el envío de dos aviones A400 con destino a Dubái. "Ahora sólo tenemos que montarlos en uno de esos dos aviones y sacarlos de aquel infierno", reza el periodista.