EN LA ZONA ESTE DE LA CIUDAD

Los niños de Alepo vuelven a los colegios después de cuatro años cerrados por la guerra

Durante este tiempo hay muchos niños que no han recibido formación, por lo que ahora reciben a chicos de 12 años que no saben leer ni escribir. Las aulas no están acondicionadas: muchas veces tienen que dar las clases a oscuras y sin calefacción.

ondacero.es

Madrid |

Niños en Alepo | Reuters

Los alumnos están regresando poco a poco a las escuelas de los barrios del este de la ciudad siria de Alepo, bajo control rebelde hasta finales de diciembre pasado, donde la reapertura de los colegios es una prioridad para las autoridades. Uno de los centros que ha vuelvo a funcionar es "Dat al Nitaquein", en la zona de Qarleq, en el casco viejo de la urbe, que tras permanecer cuatro años cerrado por la violencia, acaba de reabrir sus puertas.

Pese al logro que supone la vuelta a las clases, su directora, Hanadi Abedo, explicó que son muchas las dificultades que afrontan. "Tenemos alumnos de 12 años que no saben leer o escribir, así que los tenemos que poner con otros que son cuatro o cinco años más pequeños, y estas no son buenas condiciones educativas", apuntó.

En su opinión, "es difícil controlar este caos, cada estudiante tiene una situación diferente y los profesores se enfrentan al reto de enseñarles a todos".

A los problemas derivados de la interrupción durante años de la formación de los alumnos se suman las condiciones materiales de los colegios. Kinda, una profesora de "Dat al Nitaquein", se quejó de que "no hay electricidad en esta área y la escuela no tiene generador eléctrico, con lo que no hay ni luz ni calefacción". "Enseñamos en la oscuridad", insistió la maestra, mientras explicaba a los alumnos el alfabeto árabe en una de las aulas. Aun así, Kinda se mostró contenta de volver al trabajo.

"Muchos de nuestros estudiantes y sus padres animan a otros para que regresen a la escuela, ya que la situación es ahora mejor y las zonas de alrededor son todas seguras", aseguró.

No muy lejos de este centro, a tan solo unos pocos metros, otro colegio, el "Sateh al Husari", ha vuelto a funcionar con un centenar de alumnos. El pequeño Omar está en sexto curso y de mayor quiere ser médico. "La primera cosa que les dije a mis padres después de escuchar que volveríamos a nuestra casa en el casco antiguo era que quería regresar al colegio y continuar mi educación".

Omar debería estar en noveno curso pero debido a las circunstancias derivadas del conflicto tuvo que interrumpir su educación, aunque ahora asegura que está listo para recuperar el tiempo perdido. En las pequeñas aulas de la escuela, los estudiantes se sientan en bancos de madera con capacidad para tres.