La participación en las marchas mostró un claro descenso respecto a otras convocatorias, con menos manifestantes en París y en el resto de ciudades.
Según el sindicato CGT, un total de 450.000 personas en París, frente a las 800.000 del pasado jueves, cuando marcaron un récord. Las cifras nacionales del sindicato y las del Ministerio del Interior aún no han sido divulgadas.
En París, la multitud se congregó a partir de la simbólica Plaza de la República, escenario de algunas de las concentraciones más importantes de la historia del país, para marchar por el Bulevar Voltaire hasta la Plaza de la Nación.
La puesta en escena reflejó el profundo malestar contra Macron, plasmada en los carteles y cánticos contra él, algunos rescatados de la época de "los chalecos amarillos", la revuelta popular que desde finales de 2018 puso en apuros al presidente.
La participación en París fue heterogénea. Desde jóvenes universitarios, hasta septuagenarios, pasando por familias con sus hijos menores. Hubo manifestantes primerizos, como Charlotte, de 27 años y estudiante de la Universidad de Dijon.
"No me manifiesto en concreto contra la reforma de las pensiones, me manifiesto contra el uso del 49.3 por parte del Gobierno", dijo a EFE la veinteañera, en alusión al atajo constitucional accionado por el Ejecutivo para aprobar la ley sin voto en la Asamblea.
"Estamos en democracia y esa medida es antidemocrática", abundó la universitaria, acompañada por una amiga, también primeriza en una protesta contra la reforma de las pensiones. "Creo que los incidentes vienen más bien de parte de las fuerzas del orden", aseveró la segunda, estudiante en doctorado en Orléans.
Aunque la protesta era pacífica y los sindicatos han condenado los brotes violentos generados por pequeños grupos radicales, se produjeron algunos incidentes con algunas cargas por parte de agentes antidisturbios y a media tarde hora local había ya 22 detenidos.
El Ministerio del Interior había organizado un dispositivo de seguridad sin precedentes, con un total de 13.000 agentes por todo el país, de ellos 5.500 en París, a fin de evitar un nuevo aumento de los incidentes violentos como el que se produjo en las protestas de la semana pasada.
Por otra parte, la huelga de trabajadores del servicio de recogida de basuras en la mitad de París terminará mañana tras 23 días de paro, según anunció el sindicato CGT.
En el momento álgido del paro se llegaron a acumular en las calles de la capital unas 10.000 toneladas de basura, un material que fue utilizado por participantes en las protestas para causar pequeños incendios en las calles de París.
Macron rechaza la oferta de mediación de los sindicatos
El Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, rechazó la oferta de una mediación planteada por los sindicatos este martes, el mismo día en que una nueva jornada de protestas a nivel nacional contra la reforma de las pensiones, la décima, registró una menor participación que la anterior.
El portavoz del Gobierno, Olivier Véran, rechazó de forma tajante la propuesta sindical de buscar una mediación que ayude a superar la crisis social y política que vive Francia desde hace semanas a cambio de aparcar la aplicación de la reforma.
"No hacen falta mediadores", aseguró Verán en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que recalcó que la polémica reforma ya se ha aprobado y que cualquier diálogo con los sindicatos tiene que ser "para avanzar, no para volver hacia atrás".
Los principales líderes sindicales recibieron la negativa mientras que se disponían a comenzar las 250 manifestaciones convocadas por todo el país.
"Es insoportable que la respuesta sea el rechazo", declaró el líder del principal sindicato del país, Laurent Berger (CFDT), antes de comenzar la manifestación.
"Nosotros hemos propuesto una puerta de salida, ahora lo que hace falta es que el Gobierno responda. Parece que por ahora no está listo. Tal vez cambie en unas horas", añadió.
Tanto Berger como Philippe Martínez, líder del segundo sindicato del país, la CGT, indicaron que la agrupación intersindical que reúne a ocho principales organizaciones de trabajadores va a escribir a Macron para intentar convencerle de que acepte una mediación, algo que sí ha hecho el pequeño partido centrista MoDem, aliado del presidente.