En su último discurso sobre temas de defensa, Obama articuló las diferencias entre su política antiterrorista y las de su predecesor, George W. Bush, y ofreció una serie de recetas a quien le reemplazará en el poder en enero, al considerar que la "amenaza" del terrorismo "perdurará" durante mucho tiempo. "El 20 de enero, me convertiré en el primer presidente de EEUU que ha completado dos mandatos enteros en tiempos de guerra", dijo Obama desde la base aérea MacDill en Tampa (Florida).
El que en 2009 recibió el premio Nobel de la Paz reconocía así haber marcado un récord por su permanencia en guerra, aunque aseguraba al mismo tiempo haberse guiado en las contiendas en Afganistán e Irak por unos estándares legales y morales que, a su juicio, brillaron por su ausencia durante la década pasada. "Durante los últimos ocho años, hemos demostrado que ser fieles a nuestras tradiciones como nación de leyes beneficia a nuestra seguridad así como a nuestros valores", afirmó Obama, al recordar que prohibió la tortura a los sospechosos de terrorismo.
Obama defendió que su política antiterrorista ha convertido a Al Qaeda en "una sombra de lo que fue" y está "rompiendo la columna vertebral de Daesh", que ha perdido casi "la mitad del territorio" que controlaba en 2014 en Irak y Siria. "Y hemos gastado en ello (en la campaña contra el Daesh) 10.000 millones de dólares en dos años, la misma cantidad que solíamos gastar en un mes en el cénit de la guerra de Irak", apuntó Obama.
El mandatario se congratuló de que "ningún grupo terrorista" haya "lanzado con éxito un ataque" en EEUU durante su Presidencia, pero reconoció que ha habido masacres como la de la maratón de Boston en 2013 o la de una discoteca en Orlando el pasado junio, perpetradas por "individuos desequilibrados que se radicalizaron en Internet". "Así que esta amenaza perdurará. No podremos lograr el tipo de victoria claramente definida, comparable a las que ganamos en anteriores guerras contra naciones", indicó el mandatario.
Sin nombrar directamente a Trump, Obama también quiso desmontar muchos de los argumentos de su campaña electoral, y le pidió mantener una estrategia "inteligente" y sostenible a largo plazo. "En lugar de ofrecer falsas promesas de que podemos eliminar el terrorismo lanzando más bombas o desplegando más y más tropas, o aislándonos del resto del mundo, tenemos que adoptar una visión con perspectiva de la amenaza terrorista", sostuvo el mandatario.
Advirtió, además, de que "estigmatizar a los musulmanes" y declarar la guerra al Islam envalentonaría a los grupos extremistas y tendría un alto coste humano y moral para EEUU. "Nosotros (en Estados Unidos) no imponemos tests religiosos como prueba por la libertad", afirmó Obama en referencia al plan de Trump de someter a ciertos inmigrantes y refugiados a un "escrutinio extremo" basado en "tests ideológicos".
Obama se refirió asimismo a la prisión de Guantánamo (Cuba), que no ha conseguido cerrar como se propuso en 2009, y la describió como "una mancha en el honor nacional" de EEUU que su sucesor debería tratar de clausurar, porque "gastar cientos de millones de dólares" en mantener allí a 59 presos "no es una señal de fuerza". "La política del miedo ha llevado al Congreso a prevenir que ningún preso fuera trasladado a prisiones en Estados Unidos", lamentó Obama, que ha enviado a decenas de presos a terceros países pero ahora no sabe cómo lidiar con los 59 restantes, que afrontan cargos formales por planear actos terroristas contra este país.
Trump no solo ha prometido volver a encarcelar a sospechosos de terrorismo en Guantánamo, sino que durante la campaña abogó por volver a someterlos a torturas como el ahogamiento simulado ("waterboarding"), al considerar que EEUU no debería "trabajar con leyes" en esos temas cuando los terroristas no lo hacen.
Buena parte de la oposición republicana en el Congreso acusa a Obama de haber aumentado el riesgo de terrorismo contra EEUU con su "desastrosa retirada" de Irak, culminada en 2011, su "indecisión" en Afganistán y su "indiferencia ante la carnicería en Siria", en palabras del senador y excandidato presidencial John McCain.
Pese a su promesa de acabar con las guerras que inició Bush, Obama se ha visto obligado a devolver algunos soldados a Irak para combatir a Daesh, y a mantener alrededor de 10.000 tropas en Afganistán pese a haber declarado en 2014 el fin de la misión de combate más larga de la historia de EEUU, iniciada en 2001.