Esta semana continúa la ola de huelgas en el Reino Unido que amenaza ya con parar la economía del país. A las protestas en el sector ferroviario y en el transporte público de Londres, que empezaron la semana pasada, se ha unido este lunes la de los estibadores del mayor puerto del país, que maneja el 48% del comercio de contenedores. Casi 2.000 trabajadores están llamados a secundar la huelga que, afectados por la alta inflación, piden una mejora de sus condiciones salariales.
Los trabajadores del puerto de Suffolk, el más importante del país, extenderán su paro toda la semana para pedir una mejora salarial ante una inflación que a finales de año podría situarse en el 13%. A finales de mes será el turno de los trabajadores de correos, y los enfermeros del sistema nacional de salud pública amenazan también con sumarse a las huelgas por primera vez en la historia.
Con la inflación disparada por encima del 10%, una huelga de más de 45.000 trabajadores ferroviarios dejó el pasado jueves y sábado prácticamente paralizada la red de trenes del país para exigir subidas salariales acordes con el incremento del coste de la vida.
El ministro británico de Empresas se ha comprometido a que el Ejecutivo va a hacer todo lo posible para ayudar este invierno a las familias afectadas por el incremento del coste de vida, pero no habrá detalles hasta que se elija al sucesor de Boris Johnson el próximo 5 de septiembre.
Según un informe de la consultora Auxilione, las facturas de la energía en el país podrían llegar el próximo mes de abril a las 6.000 libras anuales (7.071 euros), frente a las 1.971 libras de media (2.322 euros), que paga ahora cada hogar.