Un total de 16 organizaciones humanitarias y de derechos humanos exigen al unísono el fin de las transferencias de armamento, repuestos y munición a Israel y a los grupos armados palestinos como Hamás, para evitar una mayor catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza y frenar la pérdida de vidas civiles.
Entre ellas, Amnistía Internacional, Oxfam, Médicos del Mundo o Save the Children, hacen un llamamiento a todos los Estados miembros de Naciones Unidas para que dejen de alimentar la crisis en Gaza y presionen al gobierno de Benjamín Netanyahu para un alto el fuego inmediato y permanente. Vicente Raimundo, director de cooperación internacional y ayuda humanitaria de Save the Children dice “basta ya”.
“Dejemos de lamentar esta crisis humanitaria”. “Existe un riesgo de que estas armas que se están transfiriendo a la zona se utilicen para cometer violaciones gravísimas del derecho internacional humanitario”, afirma Vicente Raimundo. Y añade que “en una ausencia de un alto el fuego definitivo y en ausencia de permitir a las ONGs trabajar por el fin de las hostilidades, ésta es una de las pocas medidas que no quedan por poner encima de la mesa”. Porque “Gaza se ha convertido en el lugar más peligroso del mundo para ser niño o niña. También para ser periodista o trabajador humanitario. Las escuelas se han convertido en un campo de batalla”, lamenta.
Denuncian estas organizaciones humanitarias -entre las que se encuentran Save the Children, Amnistía Internacional, Oxfam, Médicos del Mundo o Plan Internacional- que los bombardeos israelíes han destruido buena parte de los hogares, colegios, hospitales, infraestructuras hídricas y campamentos de refugiados y advierten de que existe un mayor riesgo de que se cometan crímenes atroces.
El balance después de casi 4 meses de guerra en Gaza, es de más de 25.000 palestinos (al menos 10 mil niños) muertos y más de 62.000 heridos. Más del 85% de la población se ha visto obligada a abandonar sus casas y 9 de cada 10 palestinos -según la ONU- no pueden comer a diario.