La ONU refrenda así la información proporcionada el jueves por la ONG Médicos sin Fronteras (MSF), cuyos cooperantes habían atestiguado que mujeres y niñas de Bentiu fueron asaltadas, violadas y apaleadas en el trayecto entre las localidades Nhialdu y Guit por hombres con uniforme militar.
Los funcionarios locales han desmentido la información. "Una violación en masa de tal magnitud es falsa", ha declarado a Reuters el ministro del correspondiente estado de Liech Norte, Lam Tungwar.
Por contra, el jefe de la Misión de la ONU en el país (UNMISS), David Shearer, ha dado por válida la información de MSF. "Los ataques violentos ocurrieron en un área controlada por el gobierno", ha asegurado en un comunicado.
"El personal de mantenimiento de la paz de la UNMISS envió inmediatamente patrullas al área para brindar una presencia protectora y nuestro equipo de derechos humanos inició una investigación para identificar a los perpetradores", ha añadido.
Shearer ha agregado que "la misión también está instando a las fuerzas armadas en el área a garantizar el mando y control sobre sus tropas para garantizar que los elementos ilegales dentro de sus filas no estén involucrados en estos actos criminales".
MSF ha subrayado que, además de ser violadas, las mujeres y niñas fueron golpeadas y azotadas con palos y culatas de rifles, además de sufrir el robo de dinero, ropa o cualquier otra cosa de valor que tuvieran en su posesión.
Estos incidentes coinciden además con un incremento del movimiento de población, dado que la gente intenta llegar a las distribuciones de comida en la zona. Así, las mujeres han explicado que intentan ser parte de grupos más grandes, si bien hacen frente a grupos aún mayores de asaltantes.
"Los niños, mujeres y hombres del devastado condado de Rubkona necesitan urgentemente seguridad y protección para poder obtener ayuda humanitaria, como las distribuciones de comida", ha dicho el director de operaciones de MSF para el país, Akke Boere.
"Estos horribles ataques muestran que siguen viviendo en un ambietne extremadamente violento e inseguro", ha lamentado.
Las fuerzas del presidente, Salva Kiir, y las del líder rebelde Riek Machar, antiguo vicepresidente, se han enfrentado desde finales de 2013. Las dos partes firmaron en septiembre el último acuerdo de paz, con el que se comprometieron a compartir el poder y a poner fin a la guerra civil en Sudán del Sur.
Este acuerdo contempla la restitución de Machar en el puesto de vicepresidente, así como la creación de un Gobierno de unidad en el que tendrá la mayoría el actual Ejecutivo. Asimismo, Kiir permanecerá en el puesto de presidente.
Las partes tendrán ahora ocho meses para formar un gobierno de transición, que estará en vigor durante un periodo de tres años.
Los combates en Sudán del Sur han desarraigado alrededor de una cuarta parte de sus 12 millones de habitantes, han destruido la producción de petróleo y han arruinado una economía ya de por sí muy empobrecida.