El oso encontró con un coche que no tenía las puertas bloqueadas y hábilmente consiguió abrir una de ellas y meterse en el interior del vehículo. Al entrar, no se sabe muy bien cómo pero las puertas se cerraron. El animal empezó a ponerse nervioso, a hacer movimientos bruscos y en uno de esos bajó el freno de mano.
Teniendo en cuenta que el coche estaba aparcado en el borde de una colina y el vehículo se echó ladera abajo con el oso dentro. Cuando ya había recorrido unos 30 metros, se chocó contra un árbol, quedando la parte externa del coche destrozada. Pero, podemos decir que el oso tuvo suerte porque el impacto abrió las puertas del vehículo y el animal echó a correr. Vamos, que se dio a la fuga.
La Policía estadounidense recuerda la importancia de dejar las puertas cerradas de los coches, especialmente en zonas donde haya osos, para que incidentes así no vuelvan a ocurrir.
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