El único miembro de la familia Kurdi que sobrevivió al hundimiento de una embarcación con refugiados frente a las costas de Turquía ha contado los momentos más dramáticos de un naufragio que ha sacudido las concencias de la comunidad internacional: "Mis hijos se me escaparon de las manos".
La imagen del cadáver de Aylan, de tres años, tendido en una playa turca ha dado al vuelta al mundo. Junto a él, también perdieron la vida su hermano Galip, de cinco años, y su madre, Rehan, de 35, así como otras nueve personas más que, al igual que ellos, intentaban llegar a territorio europeo.
El padre, Abdulá, ha roto a llorar al salir de la morgue de la ciudad de Mugla donde están ahora los restos de su familia. "Queremos la atención del mundo, para impedir que cosas como éstas les pasen a otros", ha dicho este hombre a los periodistas, ante los que ha relatado el drama vivido tras "escapar de la guerra".
En declaraciones a la Policía, Abdulá ha explicado que pagó dos veces a las mafias para poder llevar a su familia a Grecia. Tras comprobar que sus esfuerzos habían sido en vano, los Kurdi se subieron por su cuenta en una embarcación junto a otros inmigrantes y se echaron al mar.
Sin embargo, la embarcación comenzó a llenarse de agua y los ocupantes se pusieron de pie, lo que terminó por hundirla. "Sostenía la mano de mi mujer. Mis hijos se me escaparon de las manos. Intentamos subir al barco", ha afirmado Abdulá.
"Todo eran gritos y oscuridad. No pude lograr que mi mujer y mis hijos me oyeran", ha contado en su declaración ante las autoridades, recogida por el periódico turco 'Hurriyet'.