"Su Santidad el Papa Francisco se entristeció profundamente al conocer la gran pérdida de vidas provocada por el ataque terrorista en la mezquita de Rauda, en el norte de Sinaí", declaró el secretario de Estado, Pietro Paroliín, en un telegrama a nombre del pontífice, como es habitual en estos casos.
Asimismo, manifestó su "firme condena de este acto de brutalidad sin sentido dirigido contra civiles inocentes reunidos en oración". Francisco expresó su solidaridad con el pueblo egipcio "en estos momentos de duelo nacional", encomendó a las víctimas a la misericordia de Dios e invocó bendiciones de "consuelo y de paz" para los familiares de las mismas.
El Papa se sumó "a todas las personas de buena voluntad para implorar a aquellos corazones endurecidos por el odio que aprendan a renunciar al camino de la violencia, que conduce a un sufrimiento tan grande y a abrazar el camino de la paz".
El atentado, el más mortífero de la historia de Egipto, ocurrió cuando los atacantes colocaron artefactos explosivos alrededor de la mezquita Al Rauda y los hicieron detonar a la salida de los fieles del rezo del viernes, día sagrado para los musulmanes.