Italia ha puesto hoy sus banderas a media asta en señal de luto por el funeral de Benedicto XVI. Después de tres días en los que 200.000 personas se han podido despedir del Papa Benedicto XVI visitando su capilla ardiente, el funeral del Papa difunto ha tenido lugar esta mañana en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
El féretro con los restos mortales del Papa emérito Benedicto XVI fue trasladado desde la plaza de San Pedro, donde se expuso para la misa funeral, a las Grutas Vaticanas, donde será enterrado en la tumba que perteneció al san Juan Pablo II, un acto realizado de forma privada.
Al final de la celebración Francisco pronunció el rito de la ultima recomendación ('ultima commendatio') y la despedida ('valedictio'). El ataúd ha sido llevado por 12 "sediarios", los portadores de las antiguas Sillas Gestatorias.
Los fieles piden su beatificación
Los fieles congregados en la plaza de San Pedro -unas 50.000 personas, según los datos facilitados por la gendarmería vaticana- han despedido a Benedicto XVI con una sonora y emocionada ovación y gritos de los fieles que reclamaban que fuese declarado santo.
De hecho, entre la asamblea se pudieron ver pancartas pidiendo 'Santo súbito' ("santo ya") y que sea nombrado doctor de la Iglesia, título reservado sólo para contados y renombrados teólogos de la historia de la Iglesia.
El Papa Franscisco reza unos segundos ante el ataúd
Durante el funeral, el Papa ha reivindicado la "búsqueda apasionada" de Benedicto XVI por comunicar el Evangelio y ha instado a la Iglesia a "seguir sus huellas". Asimismo, ha destacado la sabiduría, entrega y dedicación del emérito.
Poco antes de desaparecer de la vista de la asamblea, el Papa Francisco se puso en pie junto al féretro y, posándole la mano, le dio su bendición, en una insólita imagen de un pontífice en el funeral de su predecesor.
Con él, también entraron en la basílica cerca de 130 cardenales para dar al Papa difunto el saludo final mientras sonaban las campanas de San Pedro.
Menos asistentes de los esperados
Cerca de 50.000 personas han asistido este jueves al funeral del papa emérito, Benedicto XVI, una cifra por debajo de las primeras estimaciones, según los datos facilitados por la gendarmería vaticana.
La jefatura de policía de la capital italiana estimó incluso el miércoles la llegada de cerca 100.000 personas a la plaza de San Pedro, después de que durante los tres días de capilla ardiente acudiesen cerca de 200.000 visitantes a la basílica para dar el último adiós al papa que renunció en 2013.
Además, no se han vivido las aglomeraciones de otros funerales pontificios, como los del papa Juan Pablo II, al que asistieron cerca de 200.000 fieles.
Histórico funeral
Se ha tratado de un funeral singular, que no ocurría desde hace 600 años. En esta ocasión, al tratarse de un pontífice retirado, ha sido el Papa Francisco quien, en el ejercicio de su pontificado, ha oficiado el funeral en latín.
La última vez en la historia que un Papa murió habiendo legado a otro el trono de San Pedro fue el Papa Celestino V en el año 1294.
Cambios en los protocolos
Por todo ello, los protocolos para despedir a Ratzinger han diferido de los de sus predecesores. Por ejemplo, no ha habido oraciones, pues son específicas de los Papas que mueren estando en activo, ni ha habido procesión. Sin embargo, se ha mantenido el rito de los tres ataúdes.
Tampoco ha habido una extensa representación de jefes de Estado y de Gobierno. Únicamente el presidente y el primer ministro de Alemania -Frank-Walter Steinmeier y Olaf Scholz-, país de nacimiento de Ratzinger, y de Italia (Mattarella y Meloni) los presidentes de Portugal y Polonia.
Autoridades españolas despiden al Papa
Por parte de España, la reina Sofía, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, y la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, han despedido al papa emérito Benedicto XVI en la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Al funeral en memoria de Joseph Ratzinger también han asistido, por parte de la Conferencia Episcopal, el vicepresidente de la CEE, el cardenal Carlos Osoro, y el secretario general, monseñor Francisco César García Magán, además de 400 obispos y casi 4000 sacerdotes que han viajado al Vaticano.