"Estamos llamados a defender la vida desde la concepción en el seno materno hasta la edad avanzada, cuando está marcada por la enfermedad y el sufrimiento", ha señalado el Pontífice.
Durante los saludos a los peregrinos polacos, ha especificado que no es "lícito" ni "destruir la vida", ni tampoco "hacerla objeto de experimentaciones o falsas concepciones".
En este sentido, ha pedido a los fieles que estaban reunidos en la plaza de San Pedro que recen para que la vida humana sea "respetada siempre, testimoniando los valores del Evangelio en el ámbito de la familia".
Francisco ha continuado con el nuevo ciclo de catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles y ha defendido que en el ADN de la comunidad cristiana hay unidad y libertad de uno mismo. "Nos permite no temer la diversidad, no apegarnos a las cosas y a los dones y ser mártires, es decir, testigos luminosos del Dios vivo y operante en la historia".
Para el Papa, la Iglesia constituye un "signo de comunión" que, como los doce Apóstoles, "supera las divisiones, el aislamiento, la mentalidad que absolutiza el espacio privado".