La votación iba a celebrarse en un principio a mediados de diciembre, pero la evidente falta de apoyo parlamentario forzó a May a cambiar de parecer a última hora y aplazar 'sine die' un trámite imprescindible para que el proceso de divorcio siga su curso.
Antes del receso parlamentario, May ya había anunciado que su intención era someter a voto el tratado en la semana del 14 de enero y, según la BBC, finalmente el 15 es el día elegido.
Un portavoz de la primera ministra se ha limitado a reiterar el compromiso de que el debate tenga lugar la próxima semana, si bien es cierto que, para cumplir con los plazos, el 'sí' de la Cámara de los Comunes debe llegar antes del 21 de enero.
May advirtió el domingo de que un 'no' de los diputados implica dejar a Reino Unido en un territorio inexplorado, habida cuenta de que el reloj corre y la ruptura con la UE se producirá, con acuerdo o sin él, el 29 de marzo del año en curso.
La 'premier' ha insistido en que buscará garantías adicionales para solventar las dudas sobre la frontera irlandesa y dará al Parlamento más voz en el proceso en ciernes, aunque desde Bruselas ya han dejado claro que no cabe renegociación posible del tratado ya firmado.
May ha asegurado que ha hablado con otros líderes europeos y lo seguirá haciendo "en los próximos días". "Vamos a continuar trabajando para obtener más garantías, más promesas de la Unión Europea en relación a las dudas expresadas por los parlamentarios", ha declarado, según la agencia Reuters.
En el Gobierno, al menos de cara a la galería, se niegan a tirar la toalla. "Todavía tenemos una semana", ha declarado a la radio de la BBC el viceministro para el Brexit, Kwasi Kwarteng, que espera lograr un consenso de última hora que se antoja complicado. De lo contrario, ha añadido, "se abre la posibilidad de una mayor incertidumbre y de más caos".