Seis años y varias versiones después, la Asamblea de la República de Portugal ha aprobado hoy por amplía mayoría la legalización de la eutanasia, a pesar de que el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, no haya dado el visto bueno. El texto ha contado con 129 votos a favor, 81 en contra y una abstención. El veto presidencial no impide la entrada en vigor, porque con una mayoría superior a 116 la ley sale adelante.
Hasta ahora, Rebelo de Sousa había tumbado los cuatro intentos previos, la última vez para pedir aclaraciones sobre quién debe definir la incapacidad física del paciente o cómo se garantiza la supervisión médica durante el proceso. Ahora, deberá promulgar la nueva norma en un plazo máximo de ocho días. El Partido Social Demócrata y la ultraderechista Chega amenazan con recurrir al Tribunal Supremo. Aunque, según Aximage el 61% de los portugueses apoyan la despenalización de la eutanasia.
El texto aprobado define la muerte médicamente asistida como la que ocurre "por decisión propia", sólo en mayores de edad que demuestren un "sufrimiento de gran intensidad, con lesión definitiva de gravedad extrema o enfermedad grave e incurable". Debe ser practicada o asistida por un profesional de salud. También se aclara que el procedimiento está limitado a la ciudadanía portuguesa o que resida en el país.