Desde 2015, más de un millón de personas, la mayoría musulmanes, han llegado a Alemania desde Siria, Irak y Afganistán. Durante los últimos meses, el país ha sufrido varios ataques de carácter islamista.
El bloque conservador alemán presentará una declaración sobre un aumento de las medidas de seguridad, lo que incluirá un mayor número de policías y una mayor supervisión de las zonas públicas. Según fuentes oficiales, el documento incluirá la prohibición parcial del burka y el niqab por considerarse un signo de la falta de integración.
"Rechazamos unánimemente el burka por no encajar en nuestra concepción de la sociedad liberal", ha indicado De Maiziere. "Hemos acordado que debe ser un requerimiento legal mostrar el rostro en aquellas situaciones en las que suponga una necesidad para la cohesión social", ha añadido.
Según la propuesta de la CDU, las mujeres deberán dejar el rostro descubierto en las aulas, los juzgados y en aquellas situaciones en que sean registradas por las autoridades. Además, no podrán cubrirse la cara si van conduciendo.
El Gobierno debe aún aprobar el proyecto presentado por la CDU, que ha ido perdiendo el apoyo en favor del partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD), que ha señalado el islam como elemento incompatible con la Constitución alemana y prevé obtener un mayor número de votos en las próximas elecciones.
La ministra de Empleo y Asuntos Sociales de Alemania, la socialdemócrata Andrea Nahles, ha valorado que las medidas constituyen una muestra de un "aumento de la xenofobia" en el discurso político de Alemania, donde viven unos 4 millones de musulmanes, alrededor del 5 por ciento de la población.
Según un estudio llevado a cabo en 2009 por la Oficina Federal de Inmigración y Refugiados, la mayoría de musulmanas en Alemania no usan velo y casi ninguna de ellas utiliza el burka.