Después de que una turista española impidiera a un grupo entero entrar en una de las casas de Pompeya, el vigilante de seguridad del lugar comenzó a sospechar. Cuando se acercó hasta allí comprobó que un hombre estaba defecando.
El responsable de tal acción estaba en cuclillas con los pantalones a medio bajar. Se trataba de un turista español octogenario que contaba con la ayuda de su esposa, que intentaba garantizarle 'intimidad'. El hombre padecería incontinencia, agravada por las altas temperaturas de la ciudad y los alimentos ingeridos previamente, según publica el diario italiano 'Il Matino di Napoli'.
En ese momento, el vigilante de seguridad dio la voz de alarma a los agentes del puesto militar de Scavi, encargados de salvaguardar las valiosas ruinas. Cuando los agentes llegaron hasta allí, comprobaron lo que había ocurrido debido a la 'prueba' que había dejado el octogenario. El hombre ha sido denunciado por atentar contra un monumento nacional.