En la recta final de la campaña para los comicios del jueves, Boris Johnson se ve envuelto en una polémica por la fotografía de un niño de cuatro años que se ha convertido en el símbolo de la crisis del sistema nacional de salud público, al ser retratado por su madre en el suelo de la sala de urgencias, donde estuvieron más de cuatro horas antes de ser atendidos.
Ante las insistentes preguntas de un periodista que le mostraba la fotografía en el móvil, al primer ministro no se le ocurrió otra cosa que coger el teléfono y metérselo en el bolsillo. Un gesto muy criticado por la oposición laborista.
El episodio es sumamente significativo ya que los problemas con la Sanidad han eclipsado durante la campaña al propio brexit y aunque Johnson lidera todas las encuestas necesita la ansiada mayoría absoluta para poder ejecutar la salida del bloque.