Belén Gómez del Pino | Rubén Bartolomé
Madrid |
Sí, que es que hay sueños para todos los gustos. El de Ruth era vivir esa experiencia y la policía local se esforzó por hacérselo vivir de forma intensa. Llegaron a la residencia donde vive con una orden de detención en la que la acusaban de exhibicionismo.
Dos agentes la esposaron y la subieron a un coche patrulla en el que la trasladaron, sirena incluida, hasta la cárcel local.
Ruth no se achantó con el teatrillo, todo lo contrario: colaboró activamente, resistiéndose a entrar en el coche policial e incluso se le escapó alguna patada ligera contra los agentes.
Ya en la prisión le sacaron las fotos para la ficha policial: de frente y de ambos perfiles y pasó algunos minutos en una celda. Salió de allí con una camiseta naranja en la que podía leerse: Cárcel del condado de Person.
Al final de su aventura, Ruth fue liberada y volvió a su residencia para celebrar su cumpleaños con una tarta. No nos han contado si en el interior iba una lima.