Las tres formaciones recomendarán el inicio de negociaciones, tras alcanzar un acuerdo "sólido y serio", capaz de garantizar la "gobernabilidad del país" durante toda la legislatura, indicó la líder del bloque conservador, en una comparecencia con Schulz y el jefe de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), Horst Seehofer.
El preacuerdo alcanzado es, según la canciller, un texto "no superficial, basado en la idea de "dar y recibir" que refleja el compromiso de las partes de trabajar para crear las condiciones para que también "dentro de diez y de quince años se siga viviendo bien en Alemania".
En ese sentido, habló de las inversiones en ámbitos como la digitalización, la educación y la seguridad. Recordó también que "Alemania tiene su responsabilidad en el mundo" y subrayó la necesidad de dar "un nuevo impulso para Europa", que se logrará, dijo, de la mano de Francia.
Tanto Merkel como Schulz admitieron que en la negociación hubo "momentos turbulentos", pero aseguraron que nunca llegó "al borde del fracaso", puesto que compartían el "objetivo común" y la voluntad de alcanzar un acuerdo. Schulz insistió en que dominó el "espíritu de juego limpio", en unas negociaciones que calificó de "largas, duras, emocionantes, interesantes, turbulentas y basadas en el respeto mutuo".
El líder socialdemócrata afirmó que los resultados alcanzados en las negociaciones son "excelentes" y aseguró que los acuerdos reflejados en el documento no son sólo "retórica". Para Schulz, el aspecto fundamental es que se logró poner el acento necesario en el término "empuje para Europa", reflejo del "sentido de la responsabilidad de Alemania" y apoyo a la línea marcada por el presidente francés, Emmanuel Macron.
Seehofer, cuya formación insistía en dar un giro derechista a la política migratoria, destacó asimismo el "excelente resultado obtenido" y el "equilibrio logrado" entre los aspectos sociales, entre ellos el apartado correspondiente a las jubilaciones.
El preacuerdo prevé aspectos como la limitación de la llegada de refugiados a 200.000 por año, así como la restricción del derecho a la reagrupación familiar a 1.000 personas al mes, dos aspectos que llevan el sello de la CSU.