Uno de ellos compró un "rasca" para un sorteo de lotería, que tocó. 10.000 dólares es lo que él creía que le había tocado. Emocionado lo compartió con sus compañeros, lo celebraron. Pero al día siguiente al ir a cobrar el premio se dio cuenta de que el rasca que tenía en su cajón no era el suyo y que, además, le habían dejado uno que estaba manipulado. Perspicaz, sospechó de alguno de sus compañeros de piso y denunció el caso a la policía.
No estuvo hábil Adul, porque intentó cobrar el premio en la administración. Allí se enteró de que no eran 10.000 dólares sino 10 millones y también de que la Policía estaba investigando el robo del rasca. Los agentes ya han confirmado que Adul no fue grabado por las cámaras del local comprando el cupón premiado. El premio se lo ha quedado la organización de Loterías porque tampoco se ha podido demostrar que fuera el denunciante el que compró el rasca,