Aunque Occidente proteste, el viaje tiene mucho sentido para un presidente en horas bajas. En 2014, la anexión de Crimea relanzó la popularidad de Putin, pero todo se acaba. Hoy está de nuevo en su punto más bajo -en torno al 64%-.
El coste de la reunificación, como llaman los rusos a la anexión, ha sido más alto de lo que se esperaba.
Además, está la minoría tártara de Crimea. La mayor parte de los tártaros rechazan lo que ellos consideran ocupación rusa e incluso conservan los pasaportes ucranianos.
Pero, los sondeos son muy claros. Un 89% de los crimeos apoya la reunificación.
El año pasado Putin inauguró el Puente de Crimea sobre el Estrecho de Kerch. Hoy, el presidente ruso ha presentado dos nuevas centrales eléctricas para que Crimea no dependa ya de Ucrania.
Desde Bruselas, la representante de la política exterior de la UE, Federica Mogherini, ha confirmado que Europa sigue sin reconocer una anexión ilegal.
"Subrayamos nuestra unidad europea y nuestro compromiso para mantener a Crimea en lo más alto de nuestra agenda colectiva. Continuaremos aplicando nuestra política de no reconocimiento de la anexión ilegal y reiterar nuestra firme creencia de que Crimea es Ucrania", ha dicho.