En las próximas semanas se va a cumplir un año desde que comenzara la ofensiva de Israel contra Hamás en Gaza y en los últimos días el conflicto parece haber girado hacia Líbano, donde el Ejército israelí ha endurecido sus ataques contra Hezbolá.
Este viernes, Israel ha bombardeado los suburbios meridionales de Beirut (capital libanesa) derrumbando varios edificios relaciones con la organización y con el objetivo de acabar con el líder del movimiento, Hasán Nasrala, quien habría sobrevivido.
El grupo armado, que apoya a Hamás y desde que comenzó el conflicto ha dirigido ataques contra Israel, es un partido político y grupo militante musulmán chiita respaldado por Irán y uno de los mayores enemigos del Israel desde su formación en 1982, en plena guerra civil en el país de Oriente Medio.
La guerra, que se produjo entre los años 1975 y 1990, enfrentó a diferentes grupos minoritarios en el país (cristianos maronitas, musulmanes chiitas y musulmanes sunitas).
Israel entró en la guerra en 1982, con la excusa de proteger su frontera, y esto fue lo que supuso la creación de Hezbolá, que buscaba convertir Líbano en un estado islámico. Irán jugó un papel clave en la creación de este grupo, ya que comparte valores políticos y religiosos con el régimen de los Ayatolás y su colaboración ha sido constante hasta la actualidad.
Los ataques de Hezbolá contra Israel comenzaron en 1990, tras el fin de la guerra civil, ya que el país hebreo no retiró a sus tropas de Líbano hasta el año 2000, aunque las hostilidades continuaron después de la alianza de Hezbolá con Hamás.
Importantes países e instituciones, como Estados Unidos o la Unión Europea, consideran a Hezbolá una organización terrorista, aunque no todos los países comparten esta denominación.
Los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá entraron en una nueva fase de intensidad la semana pasada, cuando explotaron simultáneamente unos 5.000 aparatos de comunicación en manos de integrantes de la formación libanesa, y varios de sus altos mandos fueron asesinados a las afueras de Beirut el pasado viernes.
Desde entonces, han muerto más de 700 personas en Líbano, miles han resultado heridas y más de 77.000 han sido desplazadas de sus hogares, unas cifras sin precedentes desde la guerra civil libanesa.
