"El próximo martes 28 de mayo, España aprobará en su Consejo de Ministros el reconocimiento al Estado palestino", así lo acaba de anunciar Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.
Después de los atentados perpetrados por Hamás el pasado 8 de octubre, con la consecuente respuesta bélica de Israel en la Franja de Gaza, se ha reavivado de forma intensa el debate en torno a la cuestión palestina.
"Es esencial mantener la posición sobre Palestina, pero no es suficiente. Netanyahu sigue haciendo oídos sordos, bombardeando escuelas, hospitales, y castigando con frío y terror a niños inocentes", ha afirmado en tono serio el presidente del Gobierno, que ha subrayado que el primer ministro israelí "no tiene proyecto de paz" para Palestina: "Luchar contra Hamás es necesario, pero Netanyahu está generando tanto odio y tanto rencor en Gaza y Palestina que la solución de los dos Estados está en serio peligro de ser viable".
¿Palestina es un Estado?
El germen de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en la Organización para la Liberación de Palestina, que después de liderar una lucha armada contra Israel durante décadas terminó alcanzando un pacto histórico con Tel Aviv en el año 1994.
En los conocidos como los Acuerdos de Oslo, se reconoció la autoridad administrativa de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para gestionar de forma autónoma los territorios de Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza. A cambio de estas competencias, la OLP renunció al uso de las armas contra el gobierno israelí.
A pesar de dotar de una cierta de capacidad de autogobierno a la población palestina, el acuerdo alcanzado en el año 94 no suponía la constitución de un estado soberano palestino a ojos de la ONU, que en 2012 admitió a Palestina como estado observador, junto a la Santa Sede.
En 2013, la resolución 67/19 de la Asamblea General llevó a la ONU a nombrar a Palestina como "estado", a nivel meramente simbólico.
Esta administración se planteó con un carácter transitorio, aunque 20 años después no se han dado avances relevantes para implementar de forma definitiva la conocida como "solución de dos estados", que plantea una paz en la zona tras el establecimiento de dos Estados soberanos, Israel y Palestina, que coexistan pacíficamente tras repartir los territorios en disputa.
La comunidad internacional, dividida
Aunque la trascendencia de los acuerdos de Oslo es innegable, dos décadas después las tensiones entre las administraciones palestina y hebrea están lejos de resolverse: la desconfianza entre Ramala y Tel Aviv es mutua, y si los palestinos han denunciado casos de colonialismo israelí, los hebreos denuncian los ataques terroristas perpetrados por Hamás y otros grupos desde la frontera.
En la ONU, existen 80 estados que no reconocen a alguno de estos dos estados: mientras que 164 reconocen a Israel como Estado, 136 han hecho lo propio con Palestina. A pesar de que existe división en torno al conflicto palestino israelí entre la comunidad internacional, el apoyo de Estados Unidos y su derecho a veto termina por equilibrar la balanza a favor de Israel en las votaciones de la Asamblea General.
Dentro de la Unión Europea no existe un consenso sobre el estatus de Palestina, puesto que es reconocido como Estado solo por nueve países miembros: Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Malta, Polonia, República Checa y Suecia, que dio este paso en el año 2014.
¿Qué cambiaría el reconocimiento de Palestina?
España mantiene relaciones más o menos fluidas con la Autoridad Nacional Palestina, que posee una embajada en Madrid: el reconocimiento estatal, tal y como ha sostenido el Gobierno en los últimos días, está planteado como una herramienta para avanzar en un posible alto el fuego entre Israel y Hamás, que ya se ha saldado con la vida de 32.000 personas en la franja de Gaza desde su arranque en octubre.
A largo plazo, este acto de reconocimiento podría servir para incrementar la presión a la Comunidad Internacional, e instarla para resolver el conflicto palestino-israelí de forma definitiva. Desde el principio, el Gobierno ha buscado un reconocimiento colectivo por parte de varios países occidentales, que podría tener un mayor impacto a nivel geopolítico a la hora de impulsar el establecimiento de dos estados soberanos en la zona.
Cabe destacar que nuestro país también mantiene relaciones diplomáticas con Israel, si bien estas se han visto deterioradas a causa de la postura del Gobierno español respecto a la operación militar israelí en Gaza. Desde que estalló el conflicto, varios miembros del gobierno - como Yolanda Díaz o el ministro de Exteriores Albares- se han mostrado críticos con las políticas de Netanyahu tras los ataques terroristas de Hamás.
Choque diplomático con Israel
El pasado diciembre, Sánchez mostró de forma pública su escepticismo, señalando que era posible que Israel no estuviese cumpliendo el derecho internacional humanitario en su operación en Gaza. Tras escuchar las declaraciones del mandatorio, la administración hebrea decidió, a modo de represalia, retirar de forma temporal su representación diplomática en nuestro país.
El gobierno de Netanyahu no se ha pronunciado aún sobre la iniciativa del Gabinete de Sánchez y su campaña por Europa, aunque, conociendo los antecedentes no sería de extrañar que un reconocimiento español del Estado de Palestina supusiese otro choque diplomático con Israel.