Quince hombres enmascarados perpetraron a sangre fría la masacre de Al Rauda
Unos quince hombres enmascarados irrumpieron en la mezquita de Al Rauda, en el norte del Sinaí, tras el comienzo del rezo del mediodía y comenzaron a disparar indiscriminadamente hasta matar a 270 personas, la mayor masacre terrorista perpetrada en la historia contemporánea de Egipto.
"Cerraron la puerta de la mezquita y empezaron a disparar con armas pesadas", cuenta Abu Saqr, coordinador general de la Unión de las Tribus del Sinaí. Abu Saqr contó a Efe que la mezquita, ubicada en la población de Bear al Abd, es el principal templo sufí en esa zona, situada a 50 kilómetros al oeste de Al Arish, capital de la provincia del Norte del Sinaí.
"Todo el mundo comenzó a huir por las ventanas de la mezquita y las salidas", explicó Saqr. Según el representante tribal, otros cinco encapuchados se quedaron "al acecho" esperando la llegada de las ambulancias para atacarlas, aunque un grupo de milicianos tribales repelió los ataques contra los agentes de protección civil.
Entre los fallecidos en el asalto, que no ha sido reivindicado por ningún grupo, hay al menos 25 niños, así como seis miembros de una misma familia, además de tres hermanos que acudieron juntos al rezo. Después de la masacre y para cubrir su huida, los asaltantes hicieron estallar varios vehículos de las personas que se habían acercado a participar en el rezo del mediodía del viernes, el más importante para los musulmanes.
"Entraron durante el sermón del viernes entre diez y veinte con armas, destrozaron todo lo que había, algunos resultaron heridos, pero los que murieron fueron muchos más", dijo una víctima al canal de televisión egipcio ONlive. Desde su cama del hospital donde ha sido atendido, el testigo, que no se identificó, también destacó que los asaltantes iban enmascarados.
"Que nadie diga que los habitantes del Sinaí son unos traidores, los que nos mataron no son del Sinaí", agregó. Varios vídeos grabados con teléfonos móviles y difundidos en las redes sociales mostraban hileras de cadáveres ensangrentados tumbados sobre la alfombra de la mezquita, mientras varias personas caminaban entre los cuerpos sin vida.
La comunidad sufí, una corriente mística del islam y muy popular en Egipto, se prepara esta semana para celebrar el "Mulid al nabawi", el nacimiento del profeta Mahoma. Con motivo de esta fecha, las cofradías sufíes organizan festivales en todo el país, en los que acuden miles de personas, una tradición enraizada en la cultura egipcia, aunque rechazada por las corrientes más ortodoxas del islam y que los grupos extremistas como Daesh consideran heréticas.
El ataque causó "aproximadamente 270 muertos y 90 heridos", según el alcalde de la localidad, Nasrala Mohamed, en declaraciones a la televisión estatal egipcia, mientras que la Fiscalía General y medios oficiales cifran en 235 las víctimas personas y en 109 los heridos en el atentado, el más mortífero de la historia reciente de Egipto.
En la provincia del Norte del Sinaí, donde está vigente desde 2014 el estado de emergencia, opera la rama egipcia del grupo yihadista Daesh, llamada Wilayat Sina, que se ha atribuido la mayoría de los atentados ocurridos en los últimos años en el país.