Un estudio publicado en Nature Communications por una equipo del Instituto Nacional de Geofísica y Vulconaología de Italia, con sede en Bolonia, concluye que el supervolcán habitado de Nápoles muestra signos de reactivación. Más de 50.000 personas viven literalmente sobre la caldera, y más de 1,5 millones en el área o en las proximidades.
Durante el despertar de un volcán, los magmas que migran a través de la corteza superficial tienen que pasar a través de fluidos hidrotermales y rocas. Las interacciones magma-hidrotermales resultantes son todavía poco conocidas, lo que perjudica la capacidad de interpretar señales de monitoreo de volcanes y realizar evaluaciones del riesgo.
En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron los resultados de los modelos de saturación física y volátil para demostrar que los volátiles magmáticos liberados por la descompresión de magmas a una presión de desgasificación crítica (CDP por sus siglas en inglés) pueden conducir la actividad volcánica hacia un estado crítico.
La investigación muestra que, en el CDP, la liberación abrupta y voluminosa de gases magmáticos ricos en H2O puede calentar fluidos hidrotermales y rocas, desencadenando una deformación acelerada que en última instancia puede culminar en rocas y erupciones.
En este sentido, los científicos sugieren que que el magma podría acercarse al CDP en Campos Flégreos, una de las zonas más densamente habitadas del mundo, y donde actualmente se observan aceleradas deformaciones y calentamiento por la actividad sísmica.
Esta enorme caldera, en parte sumergida en la Bahía de Napoles, ha mostrado signos claros de potencial reavivamiento desde mediados del siglo XX, como lo indican episodios frecuentes de levantamiento del suelo, sismicidad superficial y un visible aumento en la desgasificación hidrotérmica.