Agregó que el ex primer ministro británico laborista Tony Blair presentó como ciertas unas pruebas "no justificadas" sobre la posesión de armas de destrucción masivas por parte del régimen del entonces presidente iraquí, Sadam Husein.
Chilcot señaló que Blair -en el poder entre 1997 y 2007- se comprometió a aportar fuerzas militares antes de que se agotaran las alternativas pacíficas en el país árabe.
Según el documento elaborado por este antiguo funcionario, las consecuencias de la invasión fueron subestimadas a pesar de que había "advertencias explícitas" al respecto y que la planificación de la situación en Irak fue "totalmente inadecuada".
Entre otras cosas, Chilcot subrayó que la información de inteligencia utilizada para justificar la invasión fue "defectuosa".
"Está claro ahora que la política sobre Irak se hizo sobre la base de una (información de) inteligencia defectuosa (...) Esta no se cuestionó y debió hacerse", explicó.
Sostuvo asimismo que Sadam Husein no suponía una amenaza antes de marzo de 2003, cuando el Reino Unido y Estados Unidos iniciaron la intervención armada.
El autor del análisis recordó la difícil situación en que se encuentra hoy Irak y mencionó el devastador atentado perpetrado el pasado fin de semana, en el que 250 personas perdieron la vida.
"Más de 200 ciudadanos británicos murieron como resultado del conflicto en Irak. Muchos más resultaron heridos. Esto ha supuesto una profunda angustia para muchas familias", lamentó Chilcot.
La invasión y posterior inestabilidad en Irak había causado, hasta julio de 2009, "la muerte de al menos 150.000 iraquíes, y probablemente más, la mayoría de ellos civiles. Más de un millón de personas fueron desplazadas. La población de Irak ha sufrido muchísimo", resaltó Chilcot.