La UE y el Reino Unido logran un acuerdo para el 'Brexit'
Los equipos negociadores tanto de Reino Unido como de la Unión Europea han logrado un acuerdo para evitar que la salida de los británicos sea caótica. Ahora, el documento debe recibir el respaldo de los líderes de los veintisiete, a los que Jean Claude Juncker ha pedido que no dejen pasar la ocasión.
Bruselas estima que ambas partes han cedido de manera justa. Por un lado, el Reino Unido ha abandonado la idea de Theresa May de mantener todo en una unión aduanera mientras llega un nuevo acuerdo comercial con la Unión Europea. Y Bruselas consigue que Irlanda del Norte siga respetando las reglas del mercado único europeo. Se evitan así los controles dentro de la isla, pero se sitúan en el mar y lo harán los británicos.
Jean Claude Juncker ha dicho que hay un acuerdo y eso quiere decir que no hace falta "prolongar más" el 'Brexit'. Irlanda del Norte podrá pronunciarse sobre este punto de la unión aduanera cada cuatro años. Si lo rechaza, volverá el 'backstop'.
En Dublín, confían en que vean que es peor el remedio que la enfermedad.
Otra diferencia con el pacto de Theresa May es que Boris Johnson ha obtenido libertad para cerrar acuerdos con terceros países.
Cuando los jefes del Estado y de Gobierno aprueben el texto, cruzarán los dedos porque no se fían de que Boris Johnson obtenga el respaldo que él mismo había negado a Theresa May en Westminster.
Si es así y convoca elecciones en el Reino Unido, no se descarta una nueva prórroga, pero en Bruselas se niegan a especular sobre este asunto y lo que hacen es apostar sobre todo por que esto acabe bien.
Por su parte, el negociador europeo para el brexit, Michel Barnier, ha asegurado que el acuerdo para el brexit alcanzado con Londres "abre esperanzas".
El acuerdo ha sido posible porque el 'backstop' ha desaparecido, al menos hasta el 2025. Barnier ha explicado que las autoridades británicas estarían encargadas de la aplicación de la unión aduanera en Irlanda del Norte, que permanecería en territorio británico y se beneficiaría de las políticas comerciales del Reino Unido, es decir, que los 27 confían en los británicos.
Por lo demás, señala que "no hay realmente sorpresas" porque "mucho de este texto final estaba ya en lo que acordamos hace un año".
No obstante, no hay que olvidar que con el 'Brexit' nada es fácil, así que en caso de que el acuerdo consiga el aval de los líderes europeos, quedará todavía la prueba más complicada: este fin de semana tendrá que ser ratificado por el Parlamento británico, donde el anterior acuerdo fue rechazado hasta tres veces y donde el nuevo no cuenta de momento con mayoría suficiente.
Westminster siempre ha sido la batalla final. Bien lo sabe la expremier Theresa May, que fracasó hasta en tres ocasiones en la Cámara de los Comunes cuando intentó ratificar el acuerdo que en su día cerró con Bruselas.
Ahora el escenario tampoco pinta demasiado bien para Boris Johnson. Los norirlandeses del DUP ya han avanzado que votarán en contra.
Toda la presión recae en la oposición laborista donde cada vez más voces abogan por someter el pacto a un segundo referéndum donde se plantearía de nuevo la opción de la permanencia en el bloque.
De momento, el líder laborista, Jeremy Corbyn, ha dicho que votará en contra porque le parece un convenio "aún peor" que el cerrado en su día con May: "No estamos contentos en absoluto con este acuerdo y tal y como está, votaremos en contra, aunque obviamente tenemos que ver aún todos los detalles".
Si para el sábado, Westminster no ha ratificado ningún pacto, una ley obliga al Gobierno a solicitar una nueva extensión de plazos a Bruselas. Si sale bien, el Reino Unido saldría de la Unión Europea el 31 de octubre, pero empezaría entonces otra negociación, la de la relación bilateral.
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