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Si responde, la UE tiene que sumar hasta 81.000 millones en aranceles

La Unión Europea se prepara para una respuesta contundente a los aranceles impuestos por Donald Trump, que afectan gravemente a sectores clave como el acero, el aluminio y el automóvil. La Comisión Europea calcula que el impacto en las exportaciones europeas alcanza los 81.000 millones de euros y estudia medidas de represalia. Aunque Bruselas insiste en la vía diplomática, se contempla el uso del instrumento anti-coerción, diseñado para defenderse de agresiones comerciales. Mientras tanto, la incertidumbre crece en el bloque europeo, donde algunos gobiernos, como el húngaro, ya han mostrado reservas sobre la estrategia común.

Jacobo de Regoyos

Madrid |

Si responde, la Unión Europea tiene que sumar hasta 81.000 millones en aranceles
Si responde, la Unión Europea tiene que sumar hasta 81.000 millones en aranceles | Europa Press

La Comisión Europea ha calculado el total al que asciende el impacto sobre las exportaciones europeas de los aranceles impuestos por Trump hasta el momento, y la suma le da 81.000 millones de euros. Esto teniendo en cuenta todas las medidas anunciadas por el inquilino de la Casa Blanca: el 25% al acero y al aluminio, el 25% al sector automovilístico y los aranceles recíprocos anunciados ayer.

Una declaración de guerra

Por tanto, la cantidad máxima que va a considerar la Comisión Europea en su respuesta va a ser también de 81.000 millones de euros anuales. Lo que supone de hecho una declaración de guerra comercial si se tiene en cuenta la dinámica de acción-reacción que se desencadenaría.

Se esperaba una primera reacción por parte europea ya para el 1 de abril, pero se retrasó para unirla con la segunda fase anunciada para el 13 de abril, sumando un total de 26.000 millones de euros. Y ahora se empieza a rumorear por los pasillos comunitarios que habrá un nuevo retraso, que la nueva fecha de referencia será a finales de mes. Estamos hablando de una primera respuesta que no llegaría a más de 26.000 millones de euros.

El resto, hasta 81.000 millones, tendrá que esperar nuevos esfuerzos de coordinación entre la CE y los Estados miembros, posiblemente con el instrumento anti-coerción. A eso se refiere Von der Leyen cuando dice que “todas las opciones están sobre la mesa”, una herramienta legislativa que entró en vigor a finales de 2023 y fue concebida tras la primera Administración Trump, como un mecanismo especialmente agresivo para defenderse de agresiones comerciales.

Está diseñado para garantizar que la UE no se vea forzada a tomar decisiones políticas bajo presión económica, tras la experiencia de la primera Administración Trump.

Una medida inédita

Uno de los puntos clave para determinar si se aplicaría este mecanismo es si los aranceles anunciados por Trump son una medida coercitiva con un objetivo político concreto. Y eso es un debate en sí mismo.

En estos casos, Bruselas podría activar aranceles, restricciones a importaciones o exportaciones y limitaciones en el comercio de servicios y derechos de propiedad intelectual. La idea general siempre es dar donde más duele, haciendo el mayor daño posible a EEUU a la vez que se minimizan las consecuencias para los europeos.

Francia, por ejemplo, ha apuntado este jueves a las grandes plataformas digitales norteamericanas como parte de los sectores que podrán verse afectados por la represalia.

Aplicar esta herramienta frente a nuestro mejor aliado tradicional y mejor socio comercial es, en cualquier caso, una decisión de calado geopolítico.

En caso de que la Comisión decida ir por ahí, el reglamento prevé un plazo de hasta cuatro meses para evaluar si los aranceles constituyen una medida de coerción económica. Durante este tiempo, se realizaría un análisis detallado de la intensidad, frecuencia y propósito de las acciones estadounidenses, además de explorar vías diplomáticas para resolver la disputa.

Si finalmente se determina que está justificado su uso, la Comisión hará una propuesta formal al Consejo, que son los Estados miembros, que votarán. Al menos el 55% de los Estados miembros, representando al 65% de la población de la UE, tendrían que respaldar su aplicación.

Aquí es importante mantener la unidad. Y el Gobierno húngaro ya ha evitado culpar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de los aranceles, apuntando en cambio a sus socios al decir, como ha dicho hoy, que "la economía de Europa y sus ciudadanos están pagando de nuevo el precio de la incompetencia de Bruselas”.

Budapest ella sola no podrá frenar la respuesta europea, pero el camino será largo y pueden saltar las sorpresas. Trump intentará dividir a los 27.

Negociar, si se puede

Antes de llegar a eso, esta madrugada, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, volvía a insistir en que está deseando negociar.

El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, tendrá mañana un primer contacto con sus homólogos estadounidenses, después del anuncio de ayer de Trump. En la red X ha publicado este texto: "Hablaré mañana con mis homólogos estadounidenses. Actuaremos con calma, cuidadosamente y de forma unificada, mientras calibramos nuestra respuesta, permitiendo el tiempo necesario para las conversaciones. Pero no nos quedaremos de brazos cruzados si no logramos un acuerdo justo".

Seguramente sea una táctica negociadora, pero hasta el momento la administración estadounidense no ha negociado nada seriamente.

Mientras espera negociar… y si lo consigue, mientras negocie, la UE tendrá el 70% de las exportaciones a Estados Unidos afectadas por los aranceles de Trump.