Hace unas semanas, el presidente de China, Xi Jinping, dijo en una comparecencia que el problema del desperdicio de alimentos en el país era cada vez más preocupante. Ante estas palabras, un restaurante de la ciudad de Changsha decidió hacer algo al respecto.
¿Qué se les ocurrió? Pues colocar en la entrada del local dos básculas junto a unos carteles que sugerían cuánta comida debía pedir cada cliente en función de su peso. Por ejemplo, recomendaban que las mujeres que pesasen menos de 50 kilos no pidieran más de dos platos o que los hombres de entre 70 y 80 kilos comiesen hasta tres platos. Pero la cosa no queda ahí porque el cartel no indicaba sólo el número de platos sino también qué platos en concreto de la carta.
El restaurante ha acabado pidiendo perdón, pero mantienen las básculas en su sitio. Dicen que miles de clientes apoyan la idea y que al final su intención no es mala, es su forma de contribuir a evitar un mayor desperdicio de comida.