Se trata de Carstair, un pueblo de unos 4.000 habitantes en Alberta que desde finales de enero sufría un extraño fenómeno en el aparcamiento de uno de sus supermercados. Los vecinos llegaban en sus coches y a la vuelta de hacer la compra, el mando eléctrico para abrir la puerta no funcionaba.
No solo eso, si lo abrías manualmente el motor no arrancaba y en muchas ocasiones saltaban solas las alarmas. Se buscó el por qué y nadie daba con la clave lo que disparó toda clase de hipótesis a cada cual mas extravagante, desde alienígenas, hasta pruebas de armas secretas o incluso un boicot de los chinos.
La cosa llego hasta tal punto que el Gobierno tuvo que abrir una investigación porque la población estaba asustada y los turistas no querían parar en el pueblo.
La solución la encontró el propio supermercado. Se trataba de un grupo electrógeno, que haba cerca del local y que se había quedado atascado en modo de transmisión, lo que hacía interferencia con las señales eléctricas de los coches.