Al llegar, ni los padres sabían qué le pasaba, así que los médicos le hicieron pruebas y en la radiografía descubrieron en la tripa unas sombras oscuras con formas esféricas.
El médico le preguntó al niño si había ingerido algo metálico a lo que el joven respondió que sí, por lo que fue decidieron llevarlo a quirófano, y tras una operación de tres horas, le extrajeron hasta 61 bolas magnéticas del intestino delgado y del apéndice y fue a tiempo, porque según los médicos, esas bolas, podrían haber roto su intestino, causarle una necrosis y un shock.
Unas bolas que venían de un pack de juegos de construcción que su madre le había regalado, así que hay que tener cuidado con la edad recomendada juguetes como estos, que contienen piezas pequeñas y que nos pueden dar un buen susto.