Madrid | 23.09.2019 06:57
El mecanismo es sencillo, abren la portezuela y la esparcen utilizando un objeto simbólico, el cáliz inagotable, que según asegura la Curia local, cura a los drogadictos y quienes consumen alcohol en exceso. El ritual sirve además, según afirman, para proteger a la ciudad de la lujuria.
Este año en el avión había tres invitados de excepción, el obispo principal de la provincia y un matrimonio convencido de que el marido se ha curado de forma milagrosa del alcoholismo.
Cada año se reproducen las críticas y las burlas hacia esta iniciativa religiosa. A ello responden los protagonistas con mucha seriedad, "tratamos de ayudar a las personas a deshacerse de las enfermedades. Buscamos detener el consumo de alcohol y las drogas. Ríanse, pero es nuestro trabajo. Cualquier enfermedad proviene de un virus -aseguran- y un virus es un demonio, por tanto son enfermedades espirituales". E insisten en que seguirán haciéndolo cada año.