De momento no hay cierre de fronteras, pero algunos de los países limítrofes del Congo ya han comenzado a reforzar sus pasos después de la sospecha de la extensión del virus a Uganda y Ruanda. Belén Gómez del Pino nos cuenta que este estado de alerta supone un aumento en la vigilancia y aislamiento de los casos que son sospechosas infecciones, así como el control de las carreteras y vías.
Este brote de la enfermedad vírica ya ha afectado a más de 2.500 personas, de las cuales 1.700 habrían fallecido.
Save the Children cifra que en la República Democrática del Congo hay 700 niños infectados, de los cuales el 40% son menores de cinco años. Alertan de que la tasa de mortalidad es muy superior a la del brote de 2014 y 2016, que se cobró más de 11.000 vidas en toda África occidental.