La senadora Pauline Hanson, líder del partido ultraconservador Una Nación, acudió así vestida al Parlamento australiano como parte de su campaña contra el burka.
"Si una persona debe quitarse un pasamontañas o un casco antes de entrar en un banco o cualquier otro edificio, incluido un tribunal. ¿Por qué no sucede lo mismo con alguien que tiene la cara cubierta y no se puede identificar?, denunció Hanson.
El fiscal general, George Brandis, reprendió en su turno de palabra el espectáculo de la política de Una Nación, agrupación que cuenta con otros tres asientos en la Cámara.
"Les advierto y les aconsejo que tengan mucho cuidado con ofender las sensibilidades religiosas de los australianos", en referencia a las leyes contra la discriminación racial y protección de libertad religiosa, dijo Brandis al cifrar en medio millón los australianos musulmanes, entre los aplausos del resto de miembros del Legislativo.