Los serbios del norte de Kosovo han cortado dos pasos fronterizos que comunican la región con Serbia en protesta por la entrada en vigor este lunes de una nueva normativa kosovar sobre documentos de identidad y matrículas.
A partir del 1 de agosto quienes entren en el país desde Serbia tendrán que entregar sus documentos de identidad serbios por documentos de identidad emitidos por Pristina válidos durante tres meses en reciprocidad a la medida aplicada por Serbia a los ciudadanos de Kosovo que visiten Serbia, según recoge la emisora Radio Free Europe.
Además entra en vigor la obligatoriedad de las matrículas oficiales kosovares en sustitución de las utilizadas por los organismos serbo-kosovares desde la separación efectiva de Kosovo de Serbia tras la guerra de 1999.
Hasta ahora Kosovo ha considerado ilegales las matrículas con las iniciales de las ciudades de Kosovska Mitrovica (KM), Pristina (PR) o Urosevac (UR), pero ha tolerado su uso en los cuatro municipios de mayoría Serbia. Ahora las matrículas tendrán que llevar el acrónimo de la República de Kosovo (RKS). El plazo para el cambio termina el 30 de septiembre.
El 31 de julio la Policía de Kosovo anunció el cierre de los pasos fronterizos de Jarinje y Brnjak debido al corte de carreteras de los manifestantes serbios. "Se pide a todos los ciudadanos que utilicen otros cruces fronterizos para circular", ha apuntado la Policía kosovar.
El contencioso comenzó en septiembre de 2021, cuando Kosovo ordenó que todos los conductores que entraran en Kosovo desde Serbia utilizaran matrículas provisionales válidas durante 60 días, una medida que ya estaba en vigor para los conductores que entraran en Serbia desde Kosovo desde 2008.
Cinco países de la UE, incluida España, no reconocen la declaración unilateral de independencia kosovar de 2008. La UE, sin embargo, ejerce de mediadora en las negociaciones entre Belgrado y Pristina, de las que dependerían la normalización generalizada de relaciones y las posibilidades de adhesión de ambos países al bloque comunitario.
La iniciativa diplomática de la UE, que reactivó el proceso de diálogo en 2020, busca que las dos partes normalicen sus relaciones en términos vinculantes y de acuerdo a estándares internacionales, algo que considera condición 'sine qua non' para la senda europea.