Madrid |
Una historia que comienza con un empresario que encarga la muerte de su principal competidor en una ciudad del sureste de China llamada Guangxi. ¿Cómo? Pues localiza a un sicario y le paga casi 300.000 dólares por el crimen, pero el asesino, en un alarde de astucia, subcontrata a otro sicario al que ofrece la mitad de lo que iba a recibir él.
Nunca sospechó que el segundo asesino contrataría a un tercero, éste a un cuarto y éste a un quinto. Cinco sicarios en total, que no sabían nada del plan original y que iban restando ceros al pago inicial. El último de ellos iba a recibir un 5% de lo que se ofertó al principio.
La trama se vino abajo cuando el quinto de los asesinos subcontratados, en lugar de matar a la víctima, se reunió con él, le contó el plan y le propuso fingir su muerte para evitarla. Y aceptó. Llegó incluso a posar amordazado y atado para una foto. Luego se arrepintió y denunció todo a la policía. Los cinco sicarios y el empresario que contrató al primero fueron detenidos y condenados a penas de prisión.