Más de 10 millones de niños y niñas en Sudán han estado expuestos en el último año a menos de 5 kilómetros de disparos, bombardeos, ataques con mortero, misiles u otros actos violentos. Y 5 millones lo han sufrido de manera repetida. En este primer aniversario de guerra en Sudán, denuncia Save The Children que los más pequeños han sufrido de forma “inimaginable” y que se ha llegado a una situación de peligrosa “ebullición”.
La ONU cifra en más de 3,8 millones de niños los que presentan síntomas de desnutrición y Médicos Sin Fronteras (MSF) advierte de que las consecuencias sanitarias indirectas de una guerra son igualmente devastadoras: cerca del 80% de los hospitales de ya no funcionan y muchas personas tienen que recorrer largas distancias para encontrar atención médica.
“Desde que comenzó la guerra no se está pagando los salarios al personal médico, personal sanitario que ha tenido que huir. Hay falta de suministros, de medicamentos y las necesidades son enormes”, como relata Helena Cardellach -coordinadora de Emergencias de MSF- que acaba de regresar de Sudán. Denuncia que “desde finales de septiembre el gobierno de Sudán está obstruyendo el envío de ayuda humanitaria”, teniendo en cuenta que se calcula que 25 millones de personas necesitan ayuda urgentemente en el país.
Vicente Raimundo, director de cooperación internacional de Save the Children admite que “el sufrimiento de los niños es extremo sufrimiento, inimaginable”. “Los niños han sido testigos de matanzas, de cadáveres en las casas, de bombardeos indiscriminados”. Y recuerda la ONG que los menores no sólo han sido testigos, también han sido víctimas de la violencia y otros han sido reclutados para luchar (niños soldado).
La intensidad del conflicto en Sudán ha provocado el desplazamiento de 4 millones de menores: la cifra más alta del mundo.