JUICIO EN FRANCIA

El terrorífico caso de Gisèle Pellicot: drogada por su marido, víctima de al menos 92 violaciones

ondacero.es

Madrid | 07.09.2024 06:04

El terrorífico caso de Gisèle Pellicot: drogada por su marido, víctima de al menos 92 violaciones
Gisele Pelicot, víctima de al menos 92 violaciones por sumisión química | EFE/EPA/GUILLAUME HORCAJUELO

El juicio que se celebra en Aviñón (sureste de Francia) contra 51 acusados de violar a Gisèle Pelicot está conmocionando a Francia.

La mujer, que tiene ahora 71 años, fue violada hasta 92 veces entre 2011 y 2020 por decenas de hombres con los que su marido, Dominique, había contactado por internet para que, en una especie de voyeurismo, tuvieran relaciones sexuales con ella en su propia casa en Mazan, una localidad al sur de Francia.

Que la vergüenza pase al otro lado

Gisèle Pelicot, que no era consciente de nada porque estaba bajo los efectos de ansiolíticos en las repetidas violaciones, pidió que el juicio se celebrara a puerta abierta para que se viera la cara de los acusados y su abogado dijo que la "vergüenza" tenía que pasar al otro lado.

Este juicio, que está conmocionando a Francia, ha reabierto el debate, en España, de la cultura de la violación, del consentimiento, de la falta de información sobre la violación por sumisión química...

Los acusados niegan la intención de violarla

En los tres días de juicio, más de la mitad de los acusados, 35, han admitido haber tenido sexo con Gisèle Pélicot (72 años), pero han negado la intención de violarla. Alegan que fueron engañados por el marido, ya que este les dio permiso para violarla.

Esta es una de las cuestiones más debatidas, la del consentimiento, ya que Gisèle Pélicot nunca estuvo consciente y los hombres nunca vieron nada extraño en eso y la violaron a pesar de ser un cuerpo "inerte", tal y como ella ha declarado.

Por lo tanto, el consentimiento nunca fue algo que se preguntaran. Tanto es así, que ninguno de los hombres denunció. En los interrogatorios a los acusados, muchos trataron de justificar los hechos de diferentes formas. Algunos afirmaron que el marido les aseguró que su mujer estaba de acuerdo y otros consideraron que el consentimiento del marido era suficiente.

Tuvo que ser la Policía la que, a través de una investigación a su marido, descubriera los hechos e informara a Gisèle de que había estado siendo violada en repetidas ocasiones durante 10 años sin saberlo. De los más de 80 agresores, la Policía de Carpentras ha podido identificar a 50.

Los acusados tienen edades comprendidas entre los 22 y 70 años en el momento de los hechos y proceden de la misma región. La mayoría no tenía antecedentes penales y cinco de ellos son objeto de una acusación adicional: durante un registro de sus ordenadores, la policía encontró imágenes de pornografía infantil.

Muchos de ellos estaban casados y eran, a ojos de sus vecinos, personas "intachables". Esta es otra de las cuestiones que escandaliza a la población de este caso, que los violadores estaban totalmente integrados en la sociedad, con vidas y trabajos, normales, pero algunos la violaron hasta seis veces.

El modus operandi dispuesto por Dominique Pélicot incluía instrucciones estrictas que los visitantes debían seguir, como no llevar perfume ni oler a tabaco, dejar el coche en un aparcamiento a poca distancia del domicilio y hacer a pie el resto del camino, y calentarse las manos en el radiador para que el frío no despertase a su mujer.

Violación no es la palabra correcta, es "barbarie"

Todo se descubrió en septiembre de 2020 cuando Dominique Pélicot fue detenido por los vigilantes de un supermercado de la ciudad de Carpentras por haber filmado bajo la falda de varias mujeres.

Cuando los policías fueron a analizar su material informático, se toparon con miles de fotos y vídeos en los que aparecía su mujer inconsciente y se veían los abusos a los que había sido sometida. El marido grabó todas y cada una de las violaciones, y las tenía organizadas en una carpeta que llamó "abusos". Dentro de ella había otras carpetas con el nombre y señas de identidad de cada violador.

Además, la Policía francesa encontró en su ordenador que en otras carpetas semejantes guardaba miles de fotos de una de sus hijas, desnuda y dormida, además de niñas y mujeres en los lavabos de varios centros comerciales.

El día que fue detenido por grabar a mujeres, Gisèle descubrió a su marido llorando y este le confesó que le habían pillado en un supermercado cuando intentaba captar imágenes por debajo de las faldas de varias clientes. La mujer decidió perdonarle, con el requisito de que pidiese ayuda y se disculpase ante las mujeres, según los extractos recogidos por la televisión pública gala.

Poco después, Gisèle puso rumbo a París, para cuidar de algunos de sus nietos, y ya entonces le comentó a su hija "un problema ginecológico" por el que creía que debía pedir cita con un médico. Volvió a Mazan el 21 de octubre y al día siguiente se despertó sin recordar nada de la noche anterior: posteriormente descubrió que sufrió entonces la última violación organizada por su marido.

El 2 de noviembre de 2020 acudió a la comisaría convocada por la Policía, pensando inicialmente que le iban a pedir cuentas por los vídeos de su marido. En esta primera declaración negó que practicara el intercambio de parejas e identificó a Dominique Pelicot como "el único hombre" con el que se podía acostar.

"Te vamos a enseñar cosas que no te van a gustar", cuenta que le dijo entonces el comisario. Le mostró una imagen de una mujer violada por un hombre, pero no reconoció a ninguna de las dos personas. Ante la insistencia, terminó identificándose como la mujer inerte que aparecía en la fotografía, a la que seguirían varias imágenes más de hechos similares.

"Son escenas de barbarie", ha explicado Gisèle, al relatar el inicio de un "trauma inmenso" en el que inicialmente solo quería "desaparecer". De hecho, ha admitido que pensó en quitarse la vida, pero que se acordó de sus tres hijos y de sus nietos para seguir adelante. Así, ha explicado cómo sus propios hijos se volcaron con ella cuando les contó todo lo que acababa de descubrir.

En un primer registro en la vivienda, los investigadores no localizaron la droga con la que Dominique Pelicot dejaba inconsciente a su esposa, pero el hombre terminó reconociendo que escondía los botes de Temesta -lorazepan- en botas de montaña.

Habla por otras víctimas

Gisèle no había visto los vídeos de los abusos hasta este mes de mayo, cuando comenzaba a preparar el juicio, y ha podido ver por primera vez "escenas de violación insoportables", ante las que ella simplemente está "anestesiada". "Fui sacrificada en el altar del vicio", ha lamentado.

Está "como muerta", según sus propias palabras, con las que ha querido señalar a quienes desfilaron sobre ella durante años. No se plantearon en ningún momento su posible sufrimiento: "Me ven como una muñeca de trapo, como una bolsa de basura".

Gisèle ha afirmado que no testifica por sus propios intereses, sino para ayudar a otras mujeres que puedan ser víctimas de sumisión química. "El día en que una mujer se levante y no recuerde lo que hizo el día anterior se dirá a sí misma: he oído el testimonio de la señora Pélicot", ha señalado.

En total, además de Dominique Pélicot, hay otros 50 hombres que han podido ser identificados y que están siendo juzgados por el delito de violación agravada, que en Francia está penado con hasta 20 años de cárcel.

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