El dirigente izquierdista acudió solo, con semblante relajado y sonriente, a dejar su papeleta en una jornada electoral en la que están llamados a las urnas un total de 46,9 millones de británicos censados.
En el momento en que la primera ministra, la conservadora Theresa May, convocó inesperadamente esos comicios anticipados -sin esperar a 2020-, su partido contaba con una amplia ventaja de 20 puntos sobre los laboristas.
No obstante, el grupo dirigido por Corbyn ha logrado en los últimos días un inesperado avance, según muestran los últimos sondeos, lo que hace pensar que los conservadores podrían reducir o incluso perder su mayoría.
Si esto sucediese, se podría llegar a lo que se conoce como un Parlamento "colgado" -sin un ganador absoluto- y forzaría a acometer pactos parlamentarios.
Corbyn, que cuenta con una sólida base militante pero ha sido duramente cuestionado como líder por su propio grupo parlamentario, vería refrendado su proyecto socialdemócrata si lograra ampliar el porcentaje de voto del 30,4 % o los 229 escaños que ese partido obtuvo en las elecciones de 2015,
En el último día de campaña electoral, el veterano político lamentó que "esta generación se ha visto perjudicada por la austeridad surgida de la crisis bancaria" de 2008 y dijo que su partido "ofrece algo muy diferente para el futuro", la opción entre "el miedo y la esperanza".