Chris Gard y Connie Yates, son los padres de Charlie, un bebé al que le diagnosticaron una enfermedad mitocondrial que día a día agota la energía de sus órganos y músculos. Ahora mismo se mantiene vivo gracias a un respirador y a un tubo mediante el cual recibe alimento y bebida.
Por el momento no existe una cura para su enfermedad y sus padres se agarran a cualquier esperanza para tratar de salvar la vida del bebé, por ello tratan de llevar al pequeño a Estados Unidos para probar un tratamiento que está en fase experimental, según 'Telegraph'.
Sin embargo, la Justicia británica permitió que los médicos desconectaran al bebé porque aseguraron que el niño tenía un daño cerebral irreversible, una decisión que fue recurrida por los padres y que ha llevado el caso hasta el Tribunal Supremo de Reino Unido.
El juez señaló que los padres deberían permitir que Charlie muriera con dignidad y permitió que los médicos desconectaran su soporte vital. Una decisión que ha sido apoyada por tres jueces de la Corte de Apelaciones.