El presidente de los Estados Unidos, Dondald Trump, ha decidido que va a acabar por la fuerza con las manifestaciones pacíficas que se han transformado en violentas en muchas ciudades a consecuencia de la presencia de grupos de alborotadores y agitadores profesionales de derecha y de izquierda.
En un discurso dirigido a sus seguidores y a fortalecer su imagen de presidente duro aseguró que la solución para acabar con las protestas, que calificó de terrorismo interno, es desplegar a los militares por las calles norteamericanas. "Si una ciudad o un estado se niega a tomar las medidas necesarias para defender la vida y la propiedad de sus residentes, yo desplegaré a los militares y rápidamente resolveré el problema por ellos", ha declarado.
Pero las fuerzas armadas en Estados Unidos no están para eso, su uso contra los ciudadanos, el desplegar al ejército para realizar labores policiales. está prohibido desde la Guerra Civil en el país. Aunque el presidente puede invocar la ley de la insurrección del siglo XIX, como ocurrió en el año 1992 en Los Ángeles para utilizar a los militares y garantizar la seguridad de edificios y negocios.
Minutos antes de su discurso, Trump utilizó a la policía militar y a las fuerzas del orden de Washington, que cargaron a pie y a caballo y emplearon gases lacrimógenos contra los manifestantes pacíficos que había en los alrededores de la Casa Blanca para tomarse una fotografía con una Biblia en frente de la Iglesia de Saint John, a la que él casi nunca acude a rezar y que resultó ligeramente dañada durante un incendio durante los disturbios del domingo.