El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, fue investido hace poco menos de cuatro meses, pero le han servido para iniciar una guerra comercial, tratar de mediar en las guerras de Ucrania y Oriente Medio, así como para deportar a miles de migrantes. Sin embargo, lejos de tomarse un descanso, ya ha elegido a su próximo caballo de batalla, el cambio de hora. Y es que ha instado al Congreso de EE.UU. a acabar con este fenómeno, puesto que es "un gran inconveniente" para la población y "muy costoso" para la Administración.
"La Cámara de Representantes y el Senado deberían presionar para que haya más luz diurna al final del día. Muy popular y, lo más importante, se acabaron los cambios en los relojes. Es un gran inconveniente y, para nuestro Gobierno, un acontecimiento muy costoso", ha indicado el presidente en su red social, Truth Social.
El país norteamericano cuenta con cuatro husos horarios, lo que le obliga a cambiar de hora dos veces al año: el segundo domingo de marzo, cuando comienza el horario de verano, y el primer domingo de noviembre, cuando entra en vigor el horario estándar.