NUEVA ERA EN GRECIA

Tsipras proclama el fin de la odisea griega tras ocho años de rescates

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, celebró hoy, desde la mitológica isla de Ítaca, el fin de la odisea de los programas de asistencia y el comienzo de una nueva era de autogestión, aunque el pueblo no siente haber llegado aún a buen puerto. "Hoy es un día histórico. Los programas de austeridad, recesión y desolación social finalmente han llegado a su fin. Nuestro país recupera su derecho a definir su destino y su futuro", dijo hoy Tsipras en un discurso televisado austero, con la bahía de Ítaca de fondo.

ondacero.es

Madrid |

Alexis Tsipras en una imagen de archivo | EFE

Sin público, sin banderas, sin corbatas. Tsipras habló a su pueblo sobre el fin de la odisea económica, pero se guardó todos los planes de futuro para anunciarlos en la próxima feria industrial de Salónica en septiembre, tradicionalmente lugar de inicio del curso político.

Tsipras compensó la falta de propuestas con el recuerdo de los sacrificios de los griegos en los últimos años, que comparó con la tortuosa travesía homérica.

"Desde 2010, Grecia ha vivido una Odisea moderna. En cinco años (antes de su triunfo electoral en 2015) pasaron cosas impensables para un país en tiempos de paz: Perdió el 25 % de su riqueza nacional; tres de cada diez personas perdieron su empleo, seis de cada diez entre los jóvenes", señaló.

"La democracia fue restringida; banqueros se convirtieron en primeros ministros y ministros en banqueros, y las bandas fascistas reaparecieron en la calle tras 60 años", recordó.

Ahora, añadió, Grecia recupera su derecho a decidir como cualquier país europeo, sin imposiciones pero con "prudencia".

"En esta nueva era no cometeremos el error de olvidar lo que aprendimos durante los programas de asistencia. No nos permitiremos olvidar. No seremos lotófagos", dijo Tsipras comparándose con esos personajes que al alimentarse de flores de loto olvidaban su pasado.

No hay que olvidar los errores cometidos, pero tampoco a los culpables de esta larga crisis, dijo Tsipras, quien señaló a políticos, medios de comunicación, empresarios y elite corrupta en general.

"Oímos muchas veces a las sirenas cantar que las cosas nunca cambiarían en Grecia, que los rescates permanecerían para siempre y que no tenía sentido resistir frente a los cíclopes. Que la pequeña Grecia no podría vencer. Pero lo conseguimos porque la gente trabajó para que el barco llegase a su destino", destacó.

Tsipras recordó que durante los primeros dos programas de rescate, bajo los Gobiernos de Yorgos Papandreu (Pasok) Y Andonis Samarás (Nueva Democracia) se aplicaron en Grecia medidas de austeridad por un total de 65.000 millones de euros.

No mencionó, en cambio, la cuantía de los sacrificios que trajo el tercer programa, firmado por él a los pocos meses de asumir el Gobierno en 2015.

Fue con la entrada de Grecia en el primer programa de asistencia financiera el 23 de abril de 2010 que Papandreu anunció "una nueva Odisea para el pueblo heleno" en la isla de Kastellórizo.

"Ya conocemos el camino hacia Ítaca y las aguas por las que navegaremos", dijo entonces Papandreu sobre los múltiples sacrificios que estaban por llegar.

Desde entonces, Grecia ha recibido 288.700 millones de euros en préstamos para evitar la quiebra pero, a cambio, tuvo que aplicar recortes draconianos que han afectado a la sociedad hasta la médula.

Al regresar a Atenas, Tsipras se ha propuesto sumergirse de lleno en una remodelación de sugabinete que se espera para los próximos días, para llevar a la práctica ideas más sociales que fortalezcan a la castigada clase media.

En clave más electoral, Tsipras advirtió que ahora que han llegado "al codiciado destino" no dejarán "Ítaca en manos de los pretendientes" o los partidos de la oposición que ahora reclaman elecciones cuanto antes.

También habló de la llegada de Syriza al Gobierno en 2015, un momento, dijo, en el que el pueblo se alzó contra el destino escrito por los poderosos y "escribió una nueva página de resistencia".

Ahora, el Gobierno de Tsipras ha llegado a Ítaca, pero el pueblo griego seguirá navegando entre peligros durante al menos otras cuatro décadas.