Madrid |
La Escuela de Atenas, considerada una de las pinturas más destacadas del maestro del Renacimient, está ubicada en las llamadas Estancias de Rafael, cuatro habitaciones situadas en la segunda planta del Palacio Apostólico de la Santa Sede, cuyos techos y paredes están decorados por Rafael y sus discípulos.
Uno de los visitantes grabó los frescos y fue él quien se dio cuenta del graffiti estampado sobre su superficie. En él podía leerse: Lena y Tamara, Vinnytsia. Denunciado el destrozo, la investigación apunta a dos turistas ucranianas procedentes de la ciudad que aparece en la inscripción, ubicada al suroeste del país.
Aunque completamente censurable, lo cierto es que no es el primer acto vandálico cometido contra una obra de arte. En el mismo Vaticano y en 1972, un hombre mentalmente perturbado entró en la Basílica de San Pedro y con un martillo golpeó la escultura de La Piedad, de Miguel Ángel. Tras una minuciosa restauración, se blindó la obra con un cristal protector.
En 1974 un comerciante de arte garabateó una frase con spray rojo sobre el Guernica de Picasso. En 2012, al instalar unas tuberías en Melbourne, se destruyó una obra de Banksy valorada en 45.000 euros.