SEGUNDO ANIVERSARIO DE LA GUERRA DE UCRANIA

Los ucranianos reclaman no caer en el olvido dos años después del inicio de la guerra

Se cumplen 24 meses de la mayor catástrofe humanitaria después de la II Guerra Mundial.

Diana Rodríguez Pretel

Madrid |

Reportaje: Diana Rodríguez Pretel / Imagen: Oleksii Filippov UNICEF

Dos años después de aquella madrugada del 24 de febrero de 2022, en que las sirenas y las explosiones sonaron por primera vez en muchas de sus ciudades, los ucranianos han tenido que adaptarse a una realidad en la que la necesidad de seguir viviendo con cierta normalidad se topa a diario con la muerte y la tragedia.

ACNUR cifra en más de 8 millones los refugiados que han huido durante estos dos años a Europa. En este tiempo, España ha tramitado cerca de 200.000 protecciones temporales de asilo: sobre todo en la Comunidad Valenciana, Cataluña, Andalucía y Madrid, y el 62% para mujeres que han venido solas o con sus hijos porque sus maridos continúan en el campo de batalla. Es el caso de Oksana, una refugiada que vive en Barcelona y que gracias al método Preply habla perfectamente español. Para Oksana esta plataforma de profesores particulares de idiomas ha sido un trampolín para el empleo.

Oksana admite que se vio obligada a comenzar su vida desde cero. “Tengo esperanza, pero pienso que es como una maratón, no un sprint. Ojalá todo esto acabe pronto”. “Ahora mi vida se divide en dos países, intento vivir una vida normal en Barcelona. Pero siempre hay una parte de mi que piensa en mi familia y en mis amigos”. Nos cuenta que pasó un mes en la estación de tren de Leópolis ayudando a las mujeres huir de Ucrania con sus hijos. Dos años después, está trabajando en España y entiende perfectamente el español. “Soy extranjera, sí, pero no me siento como refugiada”, concluye la ucraniana.

La mayoría de las familias ucranianas viven separadas y es muy complicado encontrar a alguien que no haya perdido a un ser querido en la guerra. Salieron de su país pensando regresarían en unos meses, y hoy muchos refugiados ucranianos no se atreven a poner fecha al fin de la guerra.

Yana huyó de Ucrania cuando estalló la guerra y desde entonces su padre, que es militar, permanece desaparecido. Hoy vive en España, pero tiene el corazón en su país. "Cuando llegué a la ciudad de mis padres encontramos los refugios y nos escondimos, era bastante difícil". La joven ucraniana sigue las noticias de su país desde la distancia y no pierde la esperanza de volver a reunir a su familia.

El foco: la salud mental de los ucranianos

Organizaciones como Cruz Roja advierten de que el otro conflicto para los ucranianos es su salud mental. Bajo el lema “Por la paz interior: salud mental, el otro conflicto de las personas ucranianas”, Cruz Roja ha lanzado una campaña para sensibilizar al mundo entero sobre las profundas heridas psicológicas del pueblo ucraniano.

La OMS calcula que uno de cada cuatro ucranianos podría desarrollar trastornos mentales. La prevalencia del estrés postraumático se estima en más del 30% entre los adultos desplazados y en torno al 22% entre menores.

ACN España (Ayuda a la Iglesia Necesitada) denuncia que la Iglesia de Ucrania está completamente desbordada para atender a una población traumatizada: con ansiedad, estrés, miedo, insomnio e incertidumbre por no saber dónde están sus seres queridos. Las heridas psicológicas están aflorando en el pueblo ucraniano, que se siente golpeado y en muchos casos olvidado.

El padre Mateusz Adamski, párroco de la Asunción de la Santísima Virgen María en Kiev, reconoce que la población está sometida a un constante estrés, que han tenido que acostumbrarse a la guerra a marchas forzadas y que la Iglesia ucraniana está desempañando una labor psicológica y espiritual clave dos años después del conflicto. “Me he acostumbrado a la guerra, a veces pasan los misiles de noche por mi ventana y me quedo mirando con el rosario en mano”, afirma. El padre Mateusz nos confiesa que reza por los opresores, para que ellos “también puedan encontrar el verdadero amor y la paz”. “Tenemos que prepararnos para combatir los traumas, que ya se notan, y el sufrimiento de la gente”, añade el religioso. Y lamenta que Ucrania se esté convirtiendo en un conflicto olvidado.