Así lo confirmó a Efe el activista y allegado a Diyab Andrés Contreris, quien además señaló que el exrecluso no ha tenido novedades por parte del Gobierno uruguayo y que, por lo tanto, volvió a suspender la ingesta de líquidos, algo que ya había realizado previamente unas dos semanas.
Si bien las autoridades uruguayas han negociado con diferentes países para encontrar una solución a su situación, las conversaciones no han dado frutos y naciones como Líbano, Qatar y Turquía rechazaron alojarle.
Ante esta situación, una veintena de personas se movilizaron frente a la sede del ministerio de Exteriores, en el centro de la capital uruguaya, para apoyar la reclamación del ex preso sirio.
"Bajo el lema no dejen morir a Diyab" el grupo de personas desplegó pancartas y encendió velas para luego marchar hacia la embajada de Estados Unidos y continuar la protesta.
Uno de los miembros de la Red Iberoamericana de Jueces (RIJ), el comisionado chileno Daniel Urrutia, que se encuentra en Uruguay, se refirió a la situación del exrefugiado, a quien dijo haber visitado en las últimas horas.
Urrutia señaló que Diyab es una persona que fue "torturada", "encarcelada de forma ilegal, sin el respeto de ninguno de sus derechos humanos" y sin "juicio previo".
"Está preso en el Uruguay, no puede salir de forma libre, no puede moverse", agregó Urrutia, que pertenece a la organización de la sociedad civil que se dedica a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos.
Se trata de una "situación humanitaria de la que el Gobierno de EE.UU. debe hacerse cargo, ellos son los culpables" y deben "reparar los daños", responsabilidad que, agregó, también recae sobre las autoridades uruguayas.
Junto a otros tres sirios, un tunecino y un palestino, Diyab fue acogido en Uruguay en diciembre de 2014 como parte del compromiso del entonces presidente, José Mujica, de colaborar con su homólogo estadounidense, Barack Obama, en el plan de cierre del penal de Guantánamo (Cuba).