Unicef ha viajado a Etiopía para ver sobre el terreno la importancia de que las mujeres den a luz en un marco seguro, y poder así salvar miles de vidas. En la región de Benishangul-Gumuz, al noroeste del país, se ha conseguido reducir la tasa de mortalidad neonatal casi un 50% entre 2000 y 2016, pasando de 65 a 35 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Y esto se debe al aumento del número de mujeres que dan a luz a sus hijos en centros de salud, y no en sus casas.
En el Hospital General de Assosa, también apoyado por UNICEF, hay una de las dos únicas Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales de la región. El doctor Yibeltal Alem es su responsable cuenta que "el problema más frecuente es el parto prematuro, 6 o 7 semanas antes de tiempo". Al centro llegan unos 15 bebés recién nacidos cada día. Las condiciones para realizar su trabajo son muy difíciles. "El problema principal con el que nos encontramos, asegura Alema, es la falta de espacio. La sala es pequeña y es muy difícil evitar infecciones. Nos falta equipamiento: incubadoras, máquinas de oxígeno. Solo tenemos una unidad de reanimación cardiopulmonar, y cuatro para prematuros. Es muy triste perder un recién nacido porque te falta el equipo o el espacio adecuado".
Unicef lucha junto al docto Alem y apoya el esfuerzo del gobierno etíope con la capacitación del personal sanitario, de las matronas y sobre la vacunación. Además ayuda al suministro de medicamentos y equipos médicos, presta servicios de atención prenatal y postparto y tratamientos para la desnutrición severa aguda. Además de la campaña: Cada vida cuenta