La AEMET informa del fin del calor con la llegada este fin de semana de una DANA a la península y Baleares. Sabemos que trae consigo una bajada de temperaturas, precipitaciones fuertes y tormentas en casi todo el territorio, pero... ¿Qué es exactamente una DANA? ¿Cómo se forma? ¿Son peligrosas? Este concepto relativamente nuevo que está en boca de todos los meteorólogos nos genera muchas preguntas, que respondemos a continuación.
¿Qué es una DANA?
Aunque el concepto es relativamente moderno, nos referimos a la tradicional "gota fría", a la que ha ido reemplazando. Las siglas son el acrónimo de "Depresión Aislada en Niveles Altos". En concreto, este fenómeno suele darse en el hemisferio norte y ocurre cuando baja la presión (o se produce una depresión) en zonas de las capas altas de la atmósfera, que se separan del flujo de circulación principal. No debe equivocarse con cualquier precipitación abundante, que podría ocurrir por otras razones, como una borrasca atlántica. Además, el nombre homenajea al meteorólogo Francisco García Dana.
¿Cómo se forma?
En los niveles altos de la atmósfera (a unos 9000 m de altura), se producen intensas corrientes zonales que se desplazan a gran velocidad. En nuestra latitud, la más importante es la corriente polar, que se desplaza en dirección este y separa el aire frío del norte, del aire cálido del sur. Este "chorro", como un río, tiene ondulaciones o "curvas", que cuando son muy pronunciadas, pueden llegar a separarse de la corriente principal. Se forman entonces bolsas de aire frío en los niveles altos que giran en sentido ciclónico (inverso a las agujas del reloj en nuestro hemisferio). Estas bolsas son las DANAS.
¿Qué dirección siguen?
Estas perturbaciones tiene su propio ciclo vital y llegan a mantenerse separadas del flujo principal durante días. Debido a su desplazamiento anómalo, siguen trayectorias erráticas a diferentes velocidades. Según los expertos, esto hace que sea más difícil prever sus movimientos y consecuencias.
¿Son peligrosas?
Sí, en especial cuando ocurren a finales del verano y comienzos del otoño en la zona mediterránea. Favorecen la formación de nubes cargadas de agua, y con ellas lluvias intensas y tormentas, e incluso inundaciones. Esto se debe a que, al ser masas de aire frío, reaccionan con las temperaturas cálidas de la superficie (en especial la superficie del agua en el Mediterráneo), creando una inestabilidad en la atmósfera y saturándola de vapor de agua, que da lugar a lluvias torrenciales.
Debido a esto suelen ser más peligrosas en las zonas de costa, aunque también se expanden al interior de la península.
¿Por qué cada vez son más fuertes?
Aunque este fenómeno no es nuevo, en los últimos años España ha vivido varias DANAS que han provocado graves daños. Según los expertos, esto podría deberse al cambio climático y al aumento de la temperatura del mar Mediterráneo, en especial durante el verano y en los meses siguientes (aunque pueden producirse en cualquier época del año). Es el caldo de cultivo perfecto para unas lluvias torrenciales.
