Abrir la nevera nunca había sido tan "instagrameable". La tendencia del fridgescaping -decorar el interior de la nevera con flores frescas para crear un pequeño jardín artístico entre los alimentos- se ha convertido en el último grito en las redes sociales. Pero esta moda no es tan inocente como parece. Más allá del aspecto visual, decorar la nevera con flores plantea serios riesgos para la salud que pocos consideran antes de darle al botón de "publicar".
Las flores que hacen que los estantes de la nevera luzcan como un arreglo floral de lujo, pueden ser portadoras de pesticidas, bacterias y sustancias tóxicas, que se transfieren fácilmente a los alimentos que consumimos. Así, lo que parece ser un simple toque estético, puede terminar siendo una invitación a la contaminación cruzada y un peligro silencioso para nuestra seguridad alimentaria. Te contamos por qué esta práctica, tan visualmente atractiva, podría ser uno de los errores más peligrosos que ha llegado a tu cocina en mucho tiempo.
De frigoríficos a escenas de película de época
En 2024, la moda no se limita a tu armario o al salón de casa; incluso la nevera se ha convertido en un nuevo espacio donde expresar estilo. Si antes lo importante era si tenías la nevera llena o vacía, ahora la preocupación en plataformas como Instagram y TikTok es si el interior de tu frigorífico es suficientemente "cool". Ya no resulta extraño encontrarse con vídeos en los que la nevera se asemeja más a un rincón de una película de época, lleno de flores frescas, cestos de mimbre y jarrones decorativos, que a un espacio dedicado al almacenamiento de alimentos.
¿Pero qué es el fridgescaping? Básicamente, es el arte de convertir la nevera en un espacio decorativo, al mismo nivel que una mesa de comedor o una librería de sala.
Las publicaciones de las influencers Lynzi Judish, Rebeccathrifts, Lynziliving, Jenefertaylor, RosemaryFairy, HouseofBishop y GardenofEve, entre otras, muestran refrigeradores adornados con flores frescas, figuras de porcelana, jarrones, candelabros e incluso espejos. La intención es que la apertura de la nevera se convierta en una experiencia estética que inspire, haga sonreír y, sobre todo, se vea perfecta en redes sociales.
En muchos casos, los alimentos parecen ser un complemento más entre la decoración: racimos de uvas dispuestos como en una pintura de bodegones barrocos, jarras decorativas llenas de limones y hierbas aromáticas que podrían estar más en un centro de mesa que en un electrodoméstico. La intención es clara: transformar lo funcional en algo bello, una práctica que puede parecer divertida y creativa, pero que trae consigo problemas importantes que van más allá del diseño.
El fridgescaping, más que un riesgo visual
El propósito de una nevera es mantener los alimentos en un ambiente frío y seguro para evitar su descomposición, pero la creciente moda del fridgescaping podría poner en peligro este principio fundamental.
"Cuando metemos jarrones, cestas de mimbre o figuras decorativas en el frigorífico, estamos comprometiendo su equilibrio interno", afirma Fátima Fernández, graduada en Nutrición Humana y Dietética, y especialista en Seguridad Alimentaria. "Todos esos adornos pueden bloquear la correcta distribución del aire frío y generar zonas con temperaturas desiguales, lo que aumenta la posibilidad de proliferación de bacterias".
Sobre el uso de flores frescas en el frigorífico, la especialista en Seguridad Alimentaria es aún más contundente: "Las flores no solo no están pensadas para ser almacenadas junto a los alimentos, sino que muchas de ellas contienen pesticidas y fertilizantes que, si entran en contacto con nuestra comida, podrían ser peligrosos", explica la nutricionista. "Además, las flores son materia orgánica que se descompone con facilidad, lo que introduce un riesgo adicional de contaminación biológica en un espacio que debería estar dedicado a la higiene y la seguridad alimentaria", añade.
Contaminación cruzada y salubridad en riesgo
Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, añade otro riesgo importante relacionado con esta tendencia: "La contaminación cruzada es uno de los problemas más graves que veo con el fridgescaping", comenta. "Cuando tienes alimentos descubiertos junto a flores y otros objetos decorativos, la transferencia de bacterias y patógenos es inevitable. La función principal de una nevera es conservar los alimentos en un ambiente seguro, y esta moda parece ir en contra de esa lógica".
López también subraya la preocupación por la acumulación de objetos decorativos en la nevera. "Todo lo que añadimos a la nevera que no sea comida está ocupando espacio que podría estar destinado a una circulación de aire eficiente. Además, los adornos y elementos no alimentarios dificultan mantener una higiene adecuada en el interior, algo fundamental para evitar la proliferación de microorganismos dañinos".
Fátima Fernández también apunta que muchos de los objetos utilizados en el fridgescaping, como las cestas de mimbre, no cumplen con las normas de seguridad e higiene alimentaria: "El mimbre es un material poroso, lo que dificulta su limpieza adecuada. Esto lo convierte en un potencial foco de contaminación. Para almacenar alimentos, siempre es mejor usar recipientes de plástico o vidrio diseñados específicamente para este fin, que se puedan limpiar y desinfectar adecuadamente".
Finalmente, López hace hincapié en cómo el uso de elementos decorativos puede afectar el funcionamiento del electrodoméstico: "La nevera está diseñada para operar de manera eficiente, pero cuando la sobrecargamos con objetos innecesarios, el motor tiene que trabajar más para mantener la temperatura estable. Esto, además de aumentar el consumo energético, también reduce la vida útil del aparato y contribuye a una mayor huella de carbono. En el fondo, lo que parece ser una mejora estética, puede estar haciendo que nuestra cocina sea menos segura y menos sostenible", concluye.
Además, Food Standards Agency (FSA) subraya la importancia de mantener los alimentos cubiertos y almacenarlos en recipientes adecuados para evitar la transferencia de bacterias y patógenos. La mayoría de las cestas de mimbre, jarras de cerámica y otros objetos decorativos simplemente no cumplen con los estándares para almacenar alimentos de forma segura.
La función versus la forma: ¿vale la pena?
El atractivo visual de abrir la nevera y encontrar un jardín de flores y adornos es innegable. Para algunas personas, como la influencer Lynzi Judish, la práctica del fridgescaping incluso se traduce en una mayor motivación para mantener el refrigerador limpio y ordenado. Sin embargo, de acuerdo con los expertos, "No podemos ignorar el propósito original de este electrodoméstico: garantizar la frescura y salubridad de los alimentos que consumimos a diario".
Las reglas básicas para un refrigerador seguro, según la CBC Public Protection y la FSA, incluyen mantener la temperatura a 5°C o menos, evitar la saturación de los estantes para permitir la circulación adecuada del aire y, sobre todo, mantener los alimentos bien cubiertos. Por lo tanto, estas recomendaciones van en contra de la filosofía del fridgescaping, tal y como se muestra en redes sociales, donde frutas, verduras y decoraciones coexisten sin cubrir y sin la preocupación por los riesgos de contaminación cruzada.
¿Una moda que debería quedarse en redes?
El fridgescaping puede ser una moda divertida para ganar likes y seguidores, pero cuando hablamos de salud y seguridad alimentaria, la realidad es más compleja. Convertir la nevera en una pieza de decoración artística puede parecer atractivo, pero es importante recordar que este electrodoméstico cumple una función vital para nuestra salud.
La belleza es importante, sí, pero no debería poner en riesgo nuestra seguridad. Antes de llenar la nevera de flores y objetos decorativos, vale la pena preguntarse: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por una foto perfecta? En el caso del fridgescaping, el precio podría ser más alto de lo que aparenta.